Adaptaciones anatómicas de las plantas suculentas
Las plantas suculentas son un grupo de vegetales superiores que se han adaptado a ambientes con el común denominador de bajas precipitaciones. Todas estas plantas pertenecen al grupo Crasulaceae, las crasuláceas, que no están estrechamente relacionados genéticamente, sino que han sufrido una evolución convergente . Puedes leer más sobre este tipo de plantas en el artículo que le dedicamos a sus generalidades aquí . En este artículo nos centraremos en las características anatómicas y fisiológicas que permiten a este grupo vegetal soportar las condiciones extremas a las que tan bien se han adaptado. Las plantas suculentas reciben este nombre por el aspecto turgente de sus hojas, tallos y/o raíces. Estas plantas han adaptado diferentes tejidos de su ser para almacenar gran cantidad de agua sin que sus células se lisen por exceso de agua, y tampoco la pierden por transpiración a través de sus estomas.
Las plantas suculentas por lo general cuentan con una raíz principal que las ancla al suelo, que por lo general es un suelo duro, por lo que no necesitan una gran fijación. En algunos géneros es la raíz el órgano suculento encargado de almacenar el agua (como puede ser en la mandioca o la zanahoria). Alrededor de la raíz principal crecen multitud de raíces pequeñas que se extienden pocos centímetros por debajo de la superficie para poder captar la poca agua que empapa el suelo al llover.
Las hojas están reducidas al mínimo en muchas plantas suculentas, en los cactus han casi desaparecido, reduciéndose a espinas y realizan la fotosíntesis en el tallo. En hojas y tallo el tejido parenquimatoso es el encargado de almacenar el agua. Este tejido también está presente en otros vegetales pero no es capaz de almacenar tanta agua. Concretamente las crasuláceas poseen un gran parénquima acuífero, que almacena agua en las vacuolas de las células del tejido. Además este tejido contiene un mucílago, una sustancia viscosa, que es el que da la apariencia suculenta a los tejidos de estas plantas.
La mayoría de plantas suculentas presentan ceras u otras sustancias hidrofóbicas en la superficie tanto de hojas como de tallos, que impiden la pérdida del agua que tanto le ha costado conseguir y almacenar en el parénquima. Estas ceras que excretan las células del parénquima en empalizada de la superficie aísla a la planta del calor y le da impermeabilidad a la hoja, impidiendo la salida de agua. Además es común que presentan pelos o púas con la misma función protectora y captar el agua de rocío. En combinación con lo anterior las hojas y los tallos son gruesos, disminuyendo la superficie expuesta en relación al volumen del órgano, medida que ayuda a disminuir las pérdidas de agua y deja lugar para una mayor proporción de tejido parenquimatoso, que es el que se encuentra en el interior de los tallos y las hojas. Adicionalmente las plantas crasas suelen estar muy poco, o nada, ramificadas para el mismo fin de disminuir su relación superficie volumen. Paralelamente las plantas suculentas han desarrollado varios sistemas de protección contra los herbívoros, a parte de las púas de los cactus, encontramos el látex de las euforbiáceas o las toxinas de los aloes.