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¿Por qué las serpientes perdieron sus piernas?

Publicado por Ramón Contreras

La mayoría de animales tenemos piernas, pero hay pequeños grupos de seres vivos que teniendo piernas evolucionaron para perderlas en aras de un futuro prometedor. Los mejores ejemplos de eso, o al menos los que nos vienen antes ala cabeza, son los mamíferos que volvieron al agua. Delfines, ballenas y orcas son el ejemplo más común. En el caso de las aves no encontramos casos tan drásticos, todas las especies de pingüinos conservan claramente su morfología en las extremidades, pero todas ellas mantienen una relación con la tierra similar a la de las focas y leones marinos, que tampoco han acabado de alejarse de la tierra como lo hacen delfines y ballenas.

Las serpientes modernas trepan a los árboles lo mismo que se meten en madrigueras

Siguiendo esta línea de pensamiento podemos creer que algo similar podría pasar en otros grupos de seres vivos. Dentro de los reptiles, aquellos que han vuelto al mar tampoco han perdido sus extremidades, puesto que vuelven periódicamente a tierra para desovar, como es el caso de las tortugas. Entonces, ¿por qué perdieron las serpientes sus piernas? Si nos basamos en la comparación con otros seres vivos, podríamos decir que en algún momento los lagartos antecesores perdieron las piernas para volver al agua. Sin embargo, las serpientes basales, aquellas evolutivamente más antiguas y que cuentan con vestigios de piernas, no son marinas. Además, las serpientes avanzadas, que carecen de vestigios de piernas, tampoco son acuáticas. En definitiva, parece ser que la pérdida de las piernas hace unos 100 millones de años no está relacionado con una vuelta al líquido elemento.

De hecho, la hipótesis más aceptada en la actualidad, y que está basada en fósiles de hace 90 millones de años, hace referencia a que las serpientes habrían adoptado esa conformación del cuerpo para todo lo contrario, vivir bajo tierra. Hace 90 millones de años, la explosión en diversidad en los mamíferos terrestres dio lugar a nuevas posibilidades de caza. Los mamíferos se ocultaban de los grandes depredadores en túneles y madrigueras, por lo que cazarlos a cielo abierto se hacía complicado Es en ese entorno en el que los lagartos antecesores de las serpientes empiezan a cazar dentro de las madrigueras de otros animales, para cazar huevos, crías, y ejemplares adultos durante sus horas de descanso. La mayoría de serpientes en la actualidad se siguen alimentando igual, ya sean serpientes marinas, terrestres o arborícolas.

Pero no solo perder las piernas fue una adaptación a cazar en túneles. La forma de la cabeza, y toda la conformación del cuerpo o la capacidad de moverse tan solo ondulando el cuerpo los hacen ideales para infiltrarse en cualquier grieta o resquicio. Esta también es la razón por la que las serpientes tienen un cuerpo sin protuberancia ninguna, a diferencia de cocodrilos, lagartos o tortugas, que presentan placas y pinchos de diferente forma y medida. También la capacidad de captar el aroma de las presas saboreando el aire con la lengua podría ser el resultado de la necesidad de guiarse hacia las presas a oscuras en las madrigueras. Finalmente, otro de los rasgos que apuntalan esta hipótesis es la organización del oído interno de las serpientes. En los fósiles más antiguos, de aquellas serpientes que apenas habían perdido las patas, encontramos una organización ósea similar a la de otros animales que excavan. Las serpientes modernas acuáticas o que viven en la tierra han perdido este rasgo, pero parece ser que las primeras serpientes excavaban ellas mismas sus túneles para encontrar a sus presas. Estos huesos del oído modificados para la excavación permiten tener una posición respecto a la superficie y un equilibrio especialmente buenos que se supone que les ayudaban a orientarse bajo tierra.

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