Impacto ambiental de una presa
Cuando se realizan obras en el cauce de un río se ocasionan invariablemente cambios en la flora y la fauna del mismo. Los ríos como todos los ecosistemas tienen sus ciclos, sus subidas de caudal y sus bajadas, pero que suba o baje su nivel durante una época del año y que las poblaciones se mantengan estables a lo largo del tiempo no quiere decir que se pueda aumentar el volumen o disminuir el caudal de forma permanente y esperar que las poblaciones autóctonas se mantengan inmutables. El ser humano puede recuperarse de una inundación pero no puede sobrevivir si el sitio está inundado constantemente.
En el cauce de un río se pueden llevar a cabo varias obras que pueden tener interés humano, pero que pueden malograr un ecosistema fluvial casi sin darse cuenta. Nos referimos principalmente a los trasvases y a las presas. En este artículo hablaremos sobre las presas y los embalses.
Estos muros en el cauce del río independientemente de su función en el ámbito humano suponen una barrera infranqueable para las poblaciones de seres vivos, animales o vegetales, que viven en el río. Por suerte nos hemos dado cuenta de nuestra responsabilidad a la hora de construir estas barreras y su construcción a acompañada de proyectos para minimizar el impacto ambiental. Cuando se construye una presa varias zonas del cauce del río quedan afectadas, todo el cauce inferior de la presa que pierde caudal y ve disminuida el aporte de sedimentos que le llegan de la parte alta del río, el tramo inmediatamente superior que se convierte en un lago y toda la zona colindante a la obra que se ve afectada indirectamente, es decir, por los caminos de acceso para la maquinaria y el mantenimiento.
Por ejemplo, en 1933 se realizo una de las obras más titánicas de la era moderna, la presa Hoover. Esta mole de la ingeniería moderna proporciona 2074 megavatios de electricidad a las ciudades de Los Ángeles y California, electricidad libre de contaminación, pero en los años 30 no había proyectos de impacto ambiental y nadie pudo prever que para poder llenar la presa casi no llegó agua a la desembocadura del río Colorado (64 kilómetros más abajo) durante 6 años. Esto provocó una falta de inundaciones que peces y plantas habían asimilado en sus ciclos vitales, como consecuencia directa o indirecta de esta presa se cree que cuatro especies de peces autóctonas del río están en peligro de extinción. Las ostras del Golfo desaparecieron años antes de que el agua dejara de llegar, en 1939, pero no hace falta no comer para morirse de hambre.
Pero no todo tiene que ser malo, con el tiempo nos hemos dado cuenta de estas cosas y actualmente se intentan solucionar. En 2010 se abrió la presa de Geesthacht en el río Elba y con ella una escalera para que un millón de peces (hasta los esturiones del Atlántico de tres metros) pudieran remontar el río. Estas escaleras son una forma de que las comunidades animales puedan seguir realizando sus ciclos vitales.