Puentes verdes o ecológicos
A medida que la conservación de la naturaleza se convierte en uno de los temas más importantes en la crisis climática y medioambiental del siglo XXI, se van reforzando algunas figuras de conservación. Es cierto que las principales figuras son los parques naturales, los refugios de la biosfera y otra multitud de nomenclaturas que tienen las regiones que por su diversidad biológica o por las especies concretas que se encuentran en ese lugar reciben una protección legal para evitar la construcción, la caza y en general la intromisión del ser humano es esos reductos de naturaleza salvaje. Sin embargo, tras la creación de estos parques naturales muchas veces nos damos cuenta de que las poblaciones que viven dentro efectivamente están protegidas, pero que al limitar la actividad humana en esa área se permite de forma tácita la construcción alrededor de ella. Por desgracia, eso hace que las poblaciones de los parques naturales queden aisladas del resto de las posibles poblaciones de la especie. El aislamiento es un problema muy serio, puesto que lleva agraves problemas genéticos acompañados con bajadas de fertilidad y, por lo tanto, se produce el efecto contrario del esperado, en lugar de mejorar las condiciones de esa población se empeoran a largo plazo.
Para solucionar esto se han creado los corredores ecológicos. Estos tramos de naturaleza sirven para conectar zonas de interés natural. Puedes leer más sobre ellas en el artículo que le dedicamos hace un tiempo aquí.
El concepto de los corredores ecológicos ve la geografía a gran escala. Pero a pequeña escala también se pueden hacer actuaciones similares para evitar la separación de poblaciones de una especie. Una de los mejores ejemplos de esto son los puentes biológicos o pasadizos de la naturaleza. Estos son simplemente puentes sobre carreteras que permiten a la fauna cruzar sin correr el riesgo de ser atropellados. Una cosa tan simple soluciona muchos problemas tanto a los conductores como a los animales salvajes. No solo los grandes animales como ciervos, lobos, pumas, etc. se ven favorecidos por este tipo de construcciones. También los animales pequeños, que en realidad suelen ser los peor parados en los accidentes de coche, se ven beneficiados. Liebres y conejos, erizos, serpientes, tortugas y todo tipo de animales más pequeños pueden encontrar un paso seguro.
A diferencia de los corredores ecológicos que han de contar con kilómetros de anchura, estos pasadizos puentes basta que cuenten con a lo mejor unos cientos de metros. Cubriendo un tramo así de una carretera, los animales evitan en gran medida cruzar por la calzada peligrosa. En EE. UU., famoso país por sus carreteras de varios carriles, en las que mueren más de un millón de animales al año, más de mil puentes de estas características se encuentran distribuidos por el país para intentar evitarlo. Otro gran ejemplo en el uso de estos puentes son los Países bajos, que a pesar de ser un país especialmente pequeño, tiene más de 600.
Evidentemente, estos puentes se han de naturalizar. Sobre la plataforma superior se ha de colocar tierra y permitir que crezcan árboles y arbustos típicos de los bosques circundantes para que los animales se sientan seguros cruzando. Esto entraña una arquitectura especial, puesto que estos puentes soportarán toneladas de tierra sobre ellos y simplemente un pavimento para permitir el paso. Estos puentes son más caros que un puente para peatones, pero el beneficio que aportan es inmenso.