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Características del suelo mediterráneo

Publicado por Ramón Contreras

Entre las características más importantes para determinar de biodiversidad de un ecosistema encontramos el suelo. Dependiendo del tipo de suelo que encontremos podrán crecer en él un tipo de flora u otra. A su vez dependiendo de la flora que encontremos habrá una fauna asociada a ella. Los ecosistemas incluyen al conjunto de condiciones físicas de un área determinada. Dependiendo de sus características, entre las que se incluye el suelo, se pueden clasificar las regiones del planeta. Puede leer más sobre los ecosistemas en el artículo que le dedicamos aquí.

Cuando se estudia el suelo se pueden apreciar varias capas o frentes. Éstos explican la historia de ese ecosistema y ayudan a conocer mejor el ecosistema actual. Concretamente el suelo mediterráneo español se caracteriza por tener los siguientes frentes:

El primer frente, el frente A, se caracteriza por ser muy pobre en materia orgánica (humus). La pobreza de este horizonte es debida a las altas temperaturas que dan una humedad relativa baja, a la que se juntan la escasa vegetación que presenta y la fuerte erosión antrópica que dificulta la restauración de un frente más rico. Además el suelo mediterráneo durante las lluvias, al estar tan mojado, se desprende contribuyendo a la baja concentración de materia orgánica en este frente.

A continuación el frente B se caracteriza por ser argílico. Este frente está compuesto por arcillas y iones ferrosos, las cualidades de las arcillas hacen de este frente muy compacto y duradero y se pierde muy poco con los lavados. El hierro que contiene se une covalentemente con las moléculas de arcilla dando un color rojizo característico de estas arcillas.

Detalle de la composición del suelo tomada en Granada, España.

Detalle de la composición del suelo tomada en Granada, España.

Los iones hierro los obtiene de la descarbonatación de la roca madre, de la disociación del carbonato ferroso. En un segundo proceso químico, el carbonato es lixiviado separado del hierro al reaccionar con el agua de la lluvia. Por su parte los iones serán fijados por las cargas negativas de la arcilla. En una tercera fase, al secarse el frente se compactan las arcillas con el hierro incorporado. Para que se lleve a cabo este proceso es necesario la alternancia de estaciones húmedas y secas. Además de un fuerte lavado del frente A para que sea poroso.

De esta forma encontramos 3 tipos de tierra en el clima mediterráneo español:

Suelos pardos o rojos: se diferencian porque los pardos todavía contienen parte de los carbonatos, que en los rojos ya han sido lavados. Dentro de estos suelos pueden diferenciarse todavía más los suelos dependiendo de la cantidad de carbonatos o de iones hierro.

La terra rossa, muy característica del mediterráneo, se caracteriza por un horizonte C que se encuentra por encima de la roca madre de caliza descarbonatada y un horizonte B argílico, en estos suelos no encontramos nada de horizonte A, puesto que ha sido eliminado completamente. Estos suelos son los más antiguos o evolucionados del clima mediterráneo. Tiene un escaso rendimiento agrícola.

A continuación podemos encontrar la tierra parda meridional. Caracterizada por ser árida y representa la mayor parte del suelo mediterráneo de origen silícico. Su frente A contiene poco humus, es muy erosionable y la vegetación dominante es el matorral. El horizonte B depende mucho de la roca madre de pizarra o granito. La tala de los robles del suelo originario ha hecho desaparecer los frentes A y B de muchos de estos suelos.

Vertisuelos: estos suelos son los más jóvenes que encontramos en el clima mediterráneo. El horizonte A se encuentra directamente sobre el frente C. El frente A, se compone de arcillas expansivas, durante la época seca se agrieta permitiendo la introducción de nuevo material. Este tipo de suelo es muy fértil y se encuentra frecuentemente cerca de los ríos.