Las jaras de la estepa mediterránea
Las jaras son un tipo de plantas muy comunes en la espeta, cuestión que contribuye a que se utilice jara como sinónimo de estepa. Sin embargo las jaras son las plantas pertenecientes al género Cistus, concretamente, aunque ocasionalmente también alguna planta del genero Halimium se recoge bajo esta denominación. Estas plantas son de porte bajo y son capaces de vivir en unas condiciones de sol, temperatura y pluviosidad que les permite crecen en las llanuras mediterráneas.
Filogenia e historia evolutiva: el género Cistus tiene alrededor de una docena de especies. Las más extendidas son Cistus ladanifer, o jara pringosa, C. albidus, la jara blanca y C. monspeliensis, la estepa negra. El género Cistus pertenece a la familia taxonómica Cistaceae, que contiene 8 géneros, de los que Cistus es el género tipo. A su vez se incluyen en el Orden Violales de la taxonomía antigua y desde 2003 en el Orden Malvales según el sistema APG II. En cualquier caso pertenecen a la Clase Magnoliopsida (las dicotiledóneas), de la División Magnoliophyta del Reino Plantae.
Descripción: Las jaras son en general plantas de bajo porte, que rondan desde el medio metro hasta los 100 cm máximo. Son arbustivas y perennes, la ramificación no es espesa, aunque varia entre las diferentes especies. Sus hojas son lineares o ligeramente lanceoladas y en algunas especies son pegajosas. Las flores son regulares de color blanco, rosa o morado, dependiendo de la especie. Está formada por 5 pétalos que se caen con facilidad y con una apariencia arrugada. Las flores son hermafroditas y producen una gran cantidad de polen para atraer a los insectos polinizadores. Sus frutos son redondos y segmentados con un gran número, más de 10, semillas en cada compartimento.
Sus semillas están adaptadas a los incendios mediterráneos, tan frecuentes, de tal manera, que el fuego ayuda a la germinación.
Distribución y hábitat: las jaras están acostumbradas a las temperaturas cálidas en verano y los inviernos suaves de la cuenca mediterránea, tanto en Europa como África. Sus requerimientos nutricionales no son muy complicados de satisfacer, por lo que pueden crecer tanto en suelos alcalinos como ácidos, Cistus albidus, la principal jara de la península ibérica prefiere los suelos calcáreos, mientras que C. salvifolius prefiere los suelos con muchos silicatos. En general se asientan en suelos sin una gran vegetación, puesto que lo que sí necesitan en una buena cantidad de insolación. Además, como otras especies mediterráneas están adaptadas a las condiciones xéricas, de sequía con mucho calor. Son frecuentes en el sotobosque o en las roderas de los caminos.
Interacción con el ser humano: Las cualidades de las jaras para crecer en suelos con poco sustrato, y muy expuestos a las condiciones externas les convierte en una herramienta muy eficaz para la recuperación de suelos degradados, bien por incendios o por acción humana directa. En general las cualidades de las jaras para crecer en lugares con condiciones difíciles hace que no se encuentren en peligro de extinción, C. monpeliensis se encuentra en preocupación menor según el UICN. Algunas de estas especies se utilizan en jardinería en sus zonas de origen por su fácil mantenimiento, su aroma balsámico y los colores francos de sus flores. Finalmente la madera de jara pringosa (C. ladanifer) es muy dura y se emplea tanto como leña como para utensilios que necesiten no desgastarse fácilmente.