Ciclo del desarrollo de las angiospermas
Las angiospermas (del griego «angion»: cavidad, y «esperma»: semilla) son plantas cuyos óvulos están encerrados en el ovario. Son el grupo más diverso y numeroso de plantas en la Tierra, con más de 250.000 especies conocidas. Este éxito evolutivo se debe en gran parte a su sistema de reproducción, que es altamente eficiente y adaptable a una variedad de condiciones ambientales.
Los órganos reproductores son las flores. Estas estructuras son altamente especializadas y contienen tanto los órganos masculinos (estambres) como los femeninos (carpelos). Las flores pueden ser monoicas, donde los estambres y carpelos están presentes en la misma flor, o dioicas, donde los estambres y carpelos están en flores separadas.
El esporofito, que es un árbol, una mata o una hierba es la generación diploide. En él se forman unas estructuras especializadas en donde ocurre la meiosis, con reducción del número de cromosomas, dando lugar a las meiosporas, que son haploides. Estas, al dividirse originan el gametofito, haploide, en donde se diferencian unas estructuras reproductoras que dan lugar a los gametos.
Las meiosporas masculinas (microsporas) originan el gametofito masculino, que es el grano de polen. La polinización consiste en el traslado de los granos de polen desde los estambres hasta el estigma de los carpelos. Los agentes polinizadores más importantes son el viento y los animales. En el primer caso las flores carecen de vistosidad y producen gran cantidad de polen. En el segundo caso las flores atraen a los animales polinizadores (entre los que destacan los insectos) mediante varios procedimientos: son vistosas, emiten fragancia o segregan un líquido azucarado —el néctar— que sirve de alimento a los animales polinizadores.
Cuando el grano de polen cae sobre el estigma de una flor de la misma especie (o de otra afín a ella) emite una prolongación (llamada tubo polínico) que se introduce por el hueco del estilo, llega al ovario y penetra en el óvulo. Al final de esa prolongación se forma una estructura reproductora que origina los gametos masculinos. Cada grano de polen da lugar a dos gametos masculinos.
Las meiosporas femeninas (megasporas) originan el gametofito femenino, que es el saco embrionario —situado en el cuerpo central del óvulo— que al madurar da lugar al gameto femenino, llamado ovocélula.
En las angiospermas ocurre una doble fecundación:
- Uno de los gametos masculinos se une a la ovocélula para formar el cigoto, que inicia de nuevo una generación del esporafito: primero en estado embrionario —el embrión contenido en el interior de la semilla— y posteriormente en estado de árbol, mata o hierba.
- El otro cigoto masculino se une a otros núcleos del gametofito femenino para formar el tejido nutricio (endosperma) de la semilla.
En algunas especies —como por ejemplo, el trigo— la fecundación tiene lugar entre los gametos de la misma flor, mientras que otras especies la fecundación se realiza entre dos flores distintas de un mismo individuo (por ejemplo, la zanahoria) o entre individuos diferentes (por ejemplo, el centeno). En este último caso se dice que hay fecundación cruzada.
Este proceso de reproducción sexual en las angiospermas permite una gran variabilidad genética, lo que contribuye a su adaptabilidad y éxito evolutivo. Además, las semillas producidas proporcionan una forma eficiente de dispersión y supervivencia en condiciones adversas, lo que permite a las angiospermas colonizar una amplia gama de hábitats.