Fósiles con ADN, de aquí a los dinosaurios
La ciencia ficción nos propone muchas veces una visión del futuro que puede alcanzarse. En este caso la franquicia de Parque Jurásico nos acerca a un mundo en el que se han creado dinosaurios extinguidos hace unos 100 millones de años. Cuando se escribió la primera novela 1990 la ciencia no estaba realmente preparada para realizar una hazaña de esa envergadura. El genoma humano no se acabó de secuenciar hasta el año 2000 y el primer mamífero clonado no funcionaría hasta 1996. En la actualidad la secuenciación de genomas ha avanzado enormemente, lo que se tardó 10 años en conseguir con el genoma humano, ahora puede realizarse en tan solo uno y con mucho menos dinero. El proyecto del Genoma Neanderthal tardó solo 7 años, teniendo en cuenta que la obtención del genoma era mucho más complicada que para el genoma del Homo sapiens.
Por otra parte, las técnicas de recuperación de ADN a partir de muestras antiguas permite en la actualidad obtener ADN a partir de restos de hace millones de años. Se ha recuperado de esa manera el genoma completo del hombre de Neanderthal, publicado en 2013. Sin embargo, este ADN tiene “tan solo” 38.000 años. Al ADN que se obtiene a partir de estos restos se denomina ADN fósil.
No todos los fósiles contienen ADN recuperable. Las condiciones de conservación del fósil o incluso la época del año en que murió el ser vivo influyen en la velocidad de degradación del ADN. De cualquier manera, existen varias formas de extraer el ADN de un fósil para secuenciarlo.
El ADN es una cadena intencionalmente estable, por lo que puede recuperarse, en algunas ocasiones, directamente del fósil, como fue el caso de las 3 Neandertales empleadas en la secuenciación de ese homínido o de varias momias que tienen entre 3000 y 4000 años. En 2007 se propuso una técnica para detectar ADN de fósiles de médula espinal de dinosaurios, aunque sus autores, de nacionalidad argentina, ya afirmaron que era una medida de detección, no de extracción. En los restos de dinosaurios el ADN ha cristalizado, como el hueso.
Los huesos son tejidos vivos que contienen células embebidas en los cristales de calcio. Cuando se fosiliza el hueso cambia su composición química y se vuelve roca. Durante la fosilización las células mueren. Científicos israelís demostraron en 2005 que el ADN de estas células puede estar, en ocasiones, bien conservado. Puesto que se ha conservado dentro de cristales óseos. Sin embargo, estos estudios están hechos sobre especies animales recientes, la más antigua de ellas es del periodo neolítico precerámico, es decir, de hace unos 10.000 años.
Finalmente y como se propone en las historias del famoso Parque Jurásico se puede extraer ADN de los insectos embebidos en ámbar. Sin embargo, hasta la fecha todo el ADN recuperado de esta manera pertenecía a los insectos, no a los dinosaurios a los que chupaba la sangre. De esta manera se ha obtenido ADN con más de 100 millones de años, perteneciente a un coleóptero. De forma similar se ha conseguido revivir una levadura, extraída de una abeja de hace 30 millones de años, y hacer cerveza con esta levadura ancestral.
Puedes leer más sobre las dificultades técnicas de reproducir el genoma de un dinosaurio en el artículo “Dinosaurios e ingeniería genética” aquí (próximamente).