Las bebidas energéticas y su cantidad de azúcar
Las bebidas energéticas se han puesto de moda entre una población joven que ve como la vida les pasa corriendo y no tienen tiempo de hacer todo lo que quieren. Mientras tanto miles de estudios revelan que son una generación con baja capacidad de concentración y motivación por hacer cosas nuevas. Todo junto es el cóctel ideal para general a largo plazo una sociedad con ansiedad o como lo llaman ahora FOMO, miedo a perderse algo, y con un elevado índice de enfermedades relacionadas con el sedentarismo y la pérdida cognitiva.
Que las bebidas energéticas son de dudosa importancia nutricional creo que nadie lo pone en duda, están llenas de calorías vacías y contienen una cantidad anormalmente alta de sustancias aditivas que lo único que hacen en engañar al paladar para pensar que está bebiendo algo bueno. Mucha gente a criticado su contenido en taurina, cafeína u otros compuestos estimulantes que llevan estas bebidas. Si bien el consumo de estas sustancias no es recomendable en altas dosis parece que se hace una cruzada contra estas bebidas mientras normalizamos tomarse 5 cafés al día. La cantidad de sustancias estimulantes de estas bebidas es elevada, hasta 5 tipos diferentes de sustancias que se relacionan con un aumento del nerviosismo o el desasosiego. Pero el otro gran problema con estas bebidas es el sodio, el sabor salado. La combinación de dulce y salado hace estas bebidas casi adictivas para los paladares no acostumbrados. Hablaremos de ello aquí, próximamente.
Sin embargo, el verdadero problema de estas bebidas es la cantidad de azúcar que tienen. Una lata de medio litro (473ml con la reduflacción) contiene unos 53 gramos de azúcares. Los azúcares que lleva son una combinación de 3 tipos de azúcares distintos (a veces en combinación con edulcorantes) pero que al final aportan en conjunto una gran cantidad de azúcar añadido. Tanto es así que la cantidad recomendada de azúcar al día es de unos 25 gramos para un hombre adulto, este número desciende para mujeres y desciende todavía más para adolescentes y niños. Pero el dato es claro, un hombre adulto está tomando el doble de azúcar que se recomienda, tanto más tomará un adolescente que han resultado ser los principales consumidores.
Es evidente que hay versiones edulcoradas de estas bebidas con “zero azúcares añadidos”. En este aspecto hay que ir a ver la cantidad de edulcorantes que se consumen al día. Sin entrar en los números que también pueden ser preocupantes (de eso hablaremos aquí próximamente), el consumo de edulcorantes o de productos con gran cantidad de edulcorantes sobreestimula el paladar. El gusto se acostumbra a ese sabor dulzón y luego cuando toma azúcares naturalmente presente en los alimentos, como en las frutas, éstas apenas saben dulce. Esto provoca que cada vez te decantes por productos edulcorados o dulces y dejes de lado productos sanos cuya cantidad de azúcar es perfectamente asumible en la dieta.
Durante el curso habitual es frecuente (que no normal) ver a adolescentes tomando este tipo de bebidas “para aguantar el ritmo”. Ahora, con un nuevo año a las puertas, es un buen momento para soltar un poco el acelerador y revisar las prioridades en la vida. La salud es lo primero.