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Aspartamo edulcorante no calórico

Publicado por Ramón Contreras

El aspartamo es sin duda uno de los edulcorantes más utilizados desde finales del siglo XX, se calcula representa más de la mitad de los edulcorantes no calóricos que se emplean. Su enorme poder de endulzar unido con la posibilidad de poder ser utilizado en preparaciones que necesitan calor han hecho de esta molécula una de las indispensables en todas las dietas “light” o de pérdida de peso. Es posible que incluso mucha gente lo tome sin saber realmente que lo está tomando puesto que muchas compañías lo emplean para edulcorar sus bebidas refrescantes sin la necesidad de añadir azucar que dispararía las calorías de su producto.

Todos los estudios rigurosos llevados a cabo con el aspartamo muestras que es una molécula completamente segura para el consumo de la población humana, independientemente de la edad o la condición. Eso sí, como todos los productos alimentarios tiene una dosis diaria recomendada que se encuentra entorno a los 40 mg por kilo de peso de cada individuo. Esto no debería suponer un problema, puesto que su valor edulcorante es aproximadamente 200 veces mayor que el del azúcar. Sin embargo, la costumbre de echar el edulcorante al café o a otros productos a cucharadas, produce muchas veces que se añada una cantidad desproporcionada de aspartamo (o de otros edulcorantes) quedando mucho más dulces que si le añadiéramos azúcar.

La regulación europea denomina E-951 al aspartamo. Su configuración química se basa en la unión de dos aminoácidos el ácido aspártico y la fenilalanina (la regulación europea exige que las fuentes de este aminoácido lo anuncien en su etiquetado). Su fórmula química C14H18N2O5 está repartida en el anillo aromático de la fenilalanina y la cadena del ácido. Como su nombre indica N-(L-?-Aspartil)-L-fenilalanina, 1-metil ester la unión de estos aminoácidos se lleva a cabo meidante un enlace metil ester.

Al ser digerido se rompe el enlace ester metílico y se obtienen los dos aminoácidos, por lo que no se obtiene energía del metabolismo de esta molécula (es decir, no tiene calorías). Fue descubierto en el laboratorio de Searle and Company en 1965. La patente cambió desde entonces varias veces de manos (siendo uno de sus propietarios y fabricantes Monsanto). A finales de la década de los 70 la nipona Toyo Soda consiguió sintetizar químicamente en laboratorio la fenilalanina necesaria para su fabricación, método mucho más eficiente que no obtenerla por fermentación como se hacía antes. Su comercialización empezó en la década de 1980 y se ha extendido rápidamente.

En las décadas de 2000 y 2010 se realizaron ensayos de laboratorio que parecían indicar que el aspartamo podía no ser seguro para la salud. Sin embargo, tanto las autoridades competentes europeas como las norteamericanas desestimaron los trabajos por sus graves errores de diseño experimental y la falta de rigor científico. No obstante, a petición de parlamentarios europeos que tomaron por válidos los datos de esos experimentos se revisaron por laboratorios independientes las propiedades del aspartamo demostrándose que a las dosis recomendadas no era perjudicial para la salud. El aspartamo como todos los componentes de los alimentos que se comercializan en la Unión Europea son revisados periódicamente para comprobar sus efectos.