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Nauplio: la larva más importante de los crustáceos

Publicado por Ramón Contreras

Los crustáceos son uno de los artrópodos más fascinantes. Su variedad y las adaptaciones tan alejadas de la forma de vida humana nos asombran con frecuencia. Los crustáceos son decápodos pero como otros grupos de artrópodos, como los insectos, durante su ciclo vital van cambiando de aspecto. Si bien la mariposa pasa de gusano a capullo y mariposa sucesivamente, los crustáceos tienen una serie de fases larvarias mucho más complejas y la metamorfosis que han de realizar es mucho mayor hasta convertirse en el adulto. Todos los crustáceos realizan esta metamorfosis, y no fue hasta la década de1870 que se describió completamente el desarrollo de un crustáceo.

Se diferencian en general 3 estados larvarios principales en crustáceos: nauplios, zoea y misis. En realidad cada una de estas etapas se subdivide en varios estadios intermedios que el individuo debe pasar para alcanzar la fase siguiente. En la larva nauplio se cuentan 3 estadios distintos, tras lo cuales adoptará la conformación de zoea durante otros 3 estadios, para acabar con 3 estadios de misis, o mysis, antes de desarrollarse sexualmente el individuo y convertirse en lo que en zoología se entiende por u individuo adulto.

La larva nauplio es la más característica de todas las de crustáceos. En este estadio el individuo es apenas una fracción de lo que será la gamba, bogavante o langosta. El nauplio es de apenas unos centímetros de tamaño y está formada casi exclusivamente por lo que dará lugar a la cabeza del animal, estando el abdomen nada desarrollado. Se caracteriza por tener un ocelo, u ojo nauplius. Posteriormente este ojo desaparecerá en algunas especies, mientras que otras lo conservarán (el taxón Notostraca por ejemplo). El individuo adoptará en estados larvarios posteriores la conformación de dos ojos compuestos propia de todos los artrópodos. Además del ocelo, estas larvas de forma piriforme contará con 3 tipos de apéndices segmentados que le servirán para desplazarse en el agua, otra de las características principales de estas larvas. De fuera a dentro y en función del apéndice que darán en el individuo adulto el más exterior son las anténulas que frecuentemente son unirrámeas, es decir, son apéndices que solo cuentan con una rama. En cambio, las antenas y las mandíbulas, son birrámeas, cada apéndice se divide en dos en alguno de sus segmentos. Un labro (un labio que cubre las mandíbulas o la boca) también está presente. Este estado larvario no siempre es libre, y puede darse solo dentro del huevo. Si este es el caso no se alimentará sino que recuperará sustancias de reserva. Si es de vida libre, puede igualmente no desarrollar el sistema digestivo (y ni siquiera desarrollar la boca) y crecer gracias a las reservas o en algunos grupos las larvas nauplios son de vida libre y se alimentan activamente.

A medida que la larva pasa por los distintos estados va incorporando segmentos abdominales. Para cada cambio de estadio debe mudar la piel, como lo harán gran cantidad de artrópodos y todos los crustáceos adultos. Tras la cuarta muda la larva habrá cambiado mucho su morfología externa e interno, convirtiéndose en la larva zoea.