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El reno o caribú

Publicado por Ramón Contreras

El reno, como se conoce en Europa, o el caribú, en América, forman parte de la misma especie, Rangifer tarandus. Presentan pequeñas diferencias, como el color más oscuro del pelaje de los caribús o diferentes ramificaciones ornamentales en la cornamenta sus poblaciones no están tan alejadas evolutivamente como para que no puedan reproducirse entre ellos. Al igual que las diferentes razas de perros o de caballos, renos y caribús son la misma especie, si bien es cierto que existen más de diez subespecies diferentes y algunas extintas, todas ellas diferenciables para el ojo experto.

Filogenia: El reno, es un cérvido, es decir, de la familia Cervidae (como el ciervo). Pertenecen al orden Artiodactyla, puesto que pertenecen a los mamíferos ungulados, sus extremidades acaban en un número par de dedos que tocan el suelo.

Descripción: A diferencia de otros cérvidos tanto machos como hembras desarrollan astas que se les caen de forma anual. Estas astas pueden llegar a medir más de un metro en los machos de las subespecies de tundra, las cornamentas de las especies de bosque son considerablemente más pequeñas. Sus pezuñas son huecas como cucharas para permitirles andar cómodamente sobre suelos blandos y sobre nieve. Su pelaje es largo, de hasta seis centímetros y espeso unos cuatro centímetros, para afrontar las bajas temperaturas de su hábitat en invierno. El pelaje forma una especie de crin que rodea el cuello dándole un aislamiento extra. Las hembras pesan alrededor de 100 kilos, aunque el peso puede variar más de 30 kilos de invierno a verano a causa de la grasa que acumulan para la estación fría. Los machos adultos suelen pesar algo más que las hembras, hasta rondar los 300 kilos. Los renos forman rebaños más numerosos que otros cérvidos, siendo raro avistar a un reno solitario. Durante la época de celo los machos se separan para controlar territorios que ocuparán las manadas de hembras por las que lucharán, rara vez a muerte.

Un magnífico ejemplar de Carib´americano, con una impresionante cornamenta vigila su territorio.

Distribución: Los renos viven en latitudes superiores a los 52º tanto en América como en Eurasia. En zonas de tundra, taiga o bosques boreales del hemisferio Norte, donde el frío impide que vivan otros cérvidos. Los renos están ampliamente distribuidos en la zona Ártica circunpolar. Los renos son una especie migradora, recorriendo más de 2.500 kilómetros al año. En verano suben a climas más fríos huyendo de mosquitos y calores y en invierno bajan a zonas más templadas.

Alimentación: en la tundra se alimentan preferentemente de líquenes y musgos, donde en verano puede ingerir hasta 5 kilos al día. Cuando no encuentra estos alimentos come brotes y ramas jóvenes de sauce o abedul.

Reproducción: Los renos son adultos sexualmente al año de nacer, las hembras pueden tener una cría o excepcionalmente hasta cuatro crías por año, su tiempo de gestación ronda los 220 días. Lo normal es que los machos jóvenes no consigan aparearse en su primer año como adultos puesto que los machos mayores, con sus imponentes cornamentas, les ganan las peleas con facilidad.

En la cultura: Aunque su estado de conservación es de “preocupación menor” (LC), las poblaciones de renos han sufrido una disminución de individuos durante el siglo XX. Se cree que el 75% de los renos son domésticos y viven en Rusia, donde se les emplea tanto como animales de tiro, como por su leche, su piel y su carne. Para muchas poblaciones humanas, ya desde la época glacial, desempeñó y desempeña un papel indispensable para la vida. Sin ir más lejos el trineo de Santa Claus está tirado por renos.