Características de los leones marinos
Los leones marinos son unos de los pocos mamíferos que decidieron volver al mar. Para ello se han adaptado considerablemente a la vida marina. Si bien se aparean y se reproducen en tierra, gran aprte de su vida la pasan en el agua. En este sentido comparten el grupo filogenético con las focas, las morsas y los elefantes marinos. Todos ellos componen el grupo de los pinnípedos (la superfamilia taxonómica Pinnipedia) caracterizados por perder casi la totalidad de sus patas traseras para favorecer una morfología que recuerda mucho a la aleta caudal de ballenas y delfines, otro de los grupos de mamíferos adaptados a la vida marina.
Descripción física: Los leones marinos se caracterizan por la compresión del tren trasero casi hasta su desaparición. Sin embargo, todavía conserva cierta capacidad de movimiento, que les permite caminar en tierra. Característica diferencial de las focas cuya movilidad ha desaparecido. En cuanto al tren superior, la atrofia de los brazos para formar una especie de aletas terminadas en garras es marcada y la forma estilizada de su cuerpo es una adaptación a la natación. El rostro es de hocico largo y como otras especies adaptadas a la natación han perdido casi por completo el pabellón auditivo (como las focas), aunque mantienen un fino sentido del oído. Su pelaje es grueso e impermeable, donde los tonos de marrón y gris predominan.
Se les denomina leones marinos por el pelaje especialmente espeso del cuello que presentan los machos de algunas especies como el lobo marino sudamericano -en un marcado dimorfismo sexual-. Los machos son mucho más grandes (hasta los 3,5 metros en los leones de Steller) y pesar alrededor de 300 kilos. Las hembras por otra parte tienen un rostro y una figura más estilizada, menos masiva. Las hembras son de pequeña envergadura en comparación con los machos, alrededor de la mitad de peso. Su dieta se basa exclusivamente en pescado que persiguen y capturan en solitario durante sus inmersiones en el mar.
Comportamiento: cuando es la temporada de reproducción se agolpan en gran número en playas en las que descansarán y socializarán. Tanto los machos como las hembras pueden hacer varios sonidos para comunicarse. Las hembras llaman a sus crías o debaten sobre el sitio para tomar el sol con otras hembras. Por otro lado los machos, a parte de discutir sobre los mejore sitios para tomar el sol, hacen varios sonidos muy potentes similares a una trompeta o una tuba. Con ellos declaran su dominio de un territorio y avisan a los posibles intrusos de su presencia y de que si no se van tendrán que luchar. Lo normal es que un macho dominante de gran tamaño controle un territorio de las zonas de apareamiento y defienda de posibles rivales a una población de hembras que depende de la edad, el tamaño, la ferocidad y la competencia variará entre unas pocas hasta varias docenas.
Las peleas entre machos suelen ser feroces. Tras los gritos de advertencia los machos lucharán chocando sus enromes cuellos y descargando dentelladas en el adversario. La melena los protege de las heridas más graves, así como la capa de grasa subcutánea especialmente gruesa que tienen en el cuello. Aunque rara vez son letales, estas luchas suelen acabar cuando se derrama sangre y queda clara la derrota de uno de los dos leones.