Las aurículas del corazón
Las aurículas son las cavidades del corazón que recogen la sangre venosa del sistema circulatorio y cuando tengan un volumen suficiente se abrirán para dejar fluir la sangre hasta las ventrículas que serán las encargadas de expeler la sangre de nuevo al sistema circulatorio.
Cuando los seres vivos alcanzaron la pluricelularidad se hizo necesario poner en contacto las diferentes regiones del organismo para mantener la actividad coordinada y para que las células que se estaban especializando en funciones que no eran la de obtener alimento recibieran su cantidad de nutrientes. Uno de los sistemas más extendido entre los seres vivos es el paso de un fluido que recorre el cuerpo entre las diferentes partes. En vegetales está el sistema del xilema y floema, mientras que en animales vertebrados y en muchos invertebrados encontramos el sistema circulatorio sanguíneo. Dentro del circulatorio sanguíneo y a medida que los seres ganan mayor tamaño se hace necesario un órgano capaz de propulsar la sangre a través del cuerpo. En seres pequeños, el simple movimiento del cuerpo puede ser suficiente para ello. De hecho, en grandes animales se ha comprobado que el movimiento normal del cuerpo ayuda a mover los líquidos interiores, sangre y linfa. Sin embargo, la principal máxima de movimiento de la sangre es el corazón. Para ello se basa en las nociones básicas de la física. La compresión de una cavidad llena de sangre propulsa el líquido a través de las venas para hacer llegar el fluido a todo el cuerpo.
Los sistemas más simples incluyen solamente una cámara que recoge y propulsa el líquido. Pero a medida que los corazones evolucionan los encontramos de dos, tres y cuatro cámaras. Las aurículas son las cámaras que reciben la sangre de las venas. Puede haber una sola en los corazones más sencillos o dos en los más complejos. Cuando hay dos aurículas quiere decir que la recepción de la sangre ha dividido los dos sistemas circulatorios, el oxigenado que viene de los pulmones y el desoxigenado (o carboxigenada) que viene del cuerpo. En humanos la aurícula izquierda recibe la sangre oxigenada desde los pulmones y la derecha la carboxigenada del cuerpo. En caso de que sean dos aurículas, están separadas por un tabique interauricular. Mientras que la comunicación con las ventrículos se hace por unos canales en los que unas válvulas solo permitirán el paso cuando la presión dentro de la aurícula llegue a unos mínimos que variarán dependiendo de cada especie, del tamaño del corazón, de la actividad física del momento, la temperatura corporal, la época del año o de la edad. En humanos la válvula que comunica la aurícula izquierda con el ventrículo izquierdo es la válvula mitral. En el lado derecho, será la vena cava superior la que llevará la encargada de dispensar la sangre el la aurícula y la válvula tricúspide será la que permitirá el paso de la sangre desde la aurícula derecha a su ventrículo.
Cuando las dos aurículas están llenas de sangre, unas células de la superficie del corazón (nódulo SA) estimulan la contracción de las aurículas (el marcapasos simula esta contracción cuando estas células tienen problemas). Esta fase del latido cardíaco es la diástole y es la más larga, aunque dura menos de un segundo.