Espícula
Los poríferos (esponjas), son animales multicelulares sin tejidos diferenciados que se alimentan por filtración. Una parte esencial de su vida depende de su estructura, la cual es sostenida gracias a un “esqueleto” que está formado por espículas. Las espículas son estructuras con forma de aguja o similar, que al entrecruzarse dan la forma a la esponja. Éstas están presentes en el mesohilo, que es la capa central de las tres presentes en las esponjas.
Existen tres tipos de esqueletos en esponjas, los cuales se clasifican según el tipo de espícula que presenten. Las espículas son formadas por un conjunto especial de células que se denominas esclerocitos. El primer tipo de esqueleto que pueden presentar las esponjas no presenta espículas, ya que en estas esponjas los esclerocitos forman hilos a partir de una proteína llamada espongina, las células que forman este tipo de esqueleto se denominan “espongioblasto”. Entre las esponjas de este tipo se encuentran las utilizas con fines cosméticos.
El segundo tipo de esqueleto es el calcáreo, sus espículas son formadas por células llamadas calcioblastos, las espículas están copuestas por cristales de carbonato del calcio (CaCO3).
Por último, las espículas pueden estar formadas por sílice, y las mismas son formadas por células llamadas silicoblastos. Las esponjas que están formadas por este tipo de espículas se denominan comúnmente esponjas “vítreas”.
Según el crecimiento y la formación de las espículas estás se pueden clasificar en microsclera (espículas de pequeño tamaño) y macrosclera (espículas grandes). Dentro del segundo grupo se pueden diferenciar aquellas que crecen a lo largo de tres ejes, denominadas triaxonas, que se dividen en triactinélida y hexactinélida y las que crecen en un eje solamente. Entre estas últimas se encuentran las monoactinelida, que crecen en un solo sentido y las diactinélida, que crecen en ambos sentidos del eje. Todas la espículas comentadas hasta aquí son bastante simples en cuanto a su morfología, sin embargo existen otros tipos más complejos de espículas. Algunas de ellas se denominan poliaxonas, por constar de más de tres radios, y otras pueden presentar formas cercanas a las circulares.
La formación de las espículas se da cuando las células que las generan entran el proceso de división celular. Una vez que están formados los dos núcleos y antes de que la célula se divida, se forma la espícula entre los dos núcleos. Una de los núcleos se mueve mientras el otro permanece inmóvil, estirando así la espícula creciente. Cuando existen tres ejes en el proceso intervienen tres células. La célula cebadora es aquella que se mantiene inmóvil mientras que la célula móvil es la formadora propiamente dicha. Cuando la espícula esta completamente formada, ambas células emigran para formar otra.
La naturaleza química y la disposición de las espículas en el esqueleto del animal son características taxonómicas clave para la clasificación de los porífera.
Las espículas son las partes duras de la esponja y por tanto son las que pueden fosilizar, son entonces ellas las que nos han dado la información paleontológica de este grupo animal. Se han encontrado espículas de esponjas que datan del Cámbrico inferior, alrededor de 500 millones de años atrás. Muchos de estos restos han formado estratos de sílice con un espesor que puede ser superior a los 100 m.