Quiasma óptico
Desde que los ojos captan una imagen hasta que el cerebro procesa la información ésta viaja a través de los nervios ópticos en forma de potencial eléctrico, de la misma manera que el gusto el tacto o el oído. La diferencia en la interpretación de los sentidos viene dada por la región cerebral en la que se vuelca la información. Los nervios ópticos son los nervios sensitivos que van desde la retina de los ojos atravesando el cráneo hasta un punto del cerebro sobre la tienda de la hipófisis. El nervio óptico también se denomina segundo par craneal y “tan solo” se encarga de la transmisión de la información visual, no del movimiento del ojo, de eso se encarga el tercer par craneal o nervio oculomotor.
Debido a la cercanía entre los ojos y el cerebro el nervio óptico es relativamente corto, tan solo unos cuantos centímetros. A pesar de esto, consta de 4 partes o segmentos diferenciados: el segmento intraocular, el intraorbitario, fuera del ojo pero todavía fuera del cráneo; el intracanalicular, es el tercer segmento y corresponde al paso por el cráneo y el cuarto de tan solo 1 cm es el intracaneal que va desde el cráneo hasta el cuerpo geniculado, una región del cerebro.
Es precisamente en el cuarto segmento justo antes de que la información visual llegue al cerebro que se encuentra el quiasma óptico. En el quiasma los nervios ópticos (uno de cada ojo) entran en contacto y la mitad de las fibras neuronales de cada nervio pasan al otro nervio óptico. De esta manera la información de ambos ojos llega junta a cada uno de los hemisferios cerebrales. Pero no solo eso, las fibras nerviosas que se intercambian no son al azar. Las fibras que recogían la información de la izquierda de ambos ojos se juntan en el nervio óptico izquierdo tras el quiasma para ir al hemisferio izquierdo y las fibras con la información visual de ambos ojos se van por el nervio óptico derecho hasta el hemisferio derecho.
Tras el quiasma, en medicina se denominan tractos ópticos a los nervios. Los tractos se insertan en la parte posterior del cerebro (una de las más primitivas) por lo que recorren toda la base del cerebro.
Las lesiones del quiasma óptico son infrecuentes, debido a su situación en el interior del cráneo y en la región inferior del cerebro. Sin embargo, los pocos casos de lesiones en esta región han desvelado que su malfuncionamiento da lugar a hemianopsia, ceguera parcial. Dependiendo de las fibras que estén afectadas por la lesión la ceguera será a la información visual del lado izquierdo o derecho. A pesar del correcto funcionamiento de los ojos las fibras que llevan los estímulos obtenidos por ambos ojos del lado derecho (por ejemplo) no llegarán al cerebro. Por lo tanto no se formará una imagen de los objetos de la derecha. Si se cierra un ojo se siguen obteniendo imágenes del lado derecho. Una lesión del quiasma óptico sería lo mismo que taparnos una mitad de cada ojo.