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Qué son los grupos monofiléticos, parafiléticos y polifiléticos en taxonomía

Publicado por Ramón Contreras

Cuando hablamos o leemos sobre taxonomía y evolución es frecuente encontrarnos con las palabras monofiléticos, polifiléticos o parafiléticos. Estos adjetivos no deberían dejarnos fríos ni saltárnoslos sin más y seguir leyendo como si nada puesto que pueden aportarnos mucha información sobre el grupo de seres vivos que estemos estudiando.

Un taxón monofilético es aquel que tiene un antecesor común. Al final, todos los seres vivos tienen un antecesor común, por lo que se podría decir que todos son monofiléticos. Pero se refiere a un antecesor común y reciente en términos evolutivos. Por ejemplo, todos los carnívoros tienen un antecesor común, por lo que son un grupo monofilético.

Un grupo polifilético (nótese que ya decimos un grupo y no un taxón) es aquel que contiene a varios grupos de seres vivos pero no a todos los antepasados hasta llegar al antepasado común. El ejemplo más claro son las aves y los mamíferos, muchas veces se los agrupa como animales de sangre caliente, animales terrestres,etc. Sin embargo, como su antecesor común pertenece al grupo de los reptiles el grupo de animales de sangre caliente es polifilético. En taxonomía bacteriana o procariota es normal emplear este tratamiento porque en ocasiones no se sabe todavía la relación de dos grupos taxonómicos que presentan rasgos comunes.

Finalmente, los grupos parafiléticos son aquellos en los que no se incluyen todos los descendientes. Siguiendo con la analogía anterior, los reptiles son un grupo parafilético, puesto que cuando nos referimos a ellos estamos excluyendo a mamíferos y aves aunque sean taxones que evolutivamente descienden de los reptiles.

Los Protistas son un grupo polifilético y parafilético puesto que incluye a todos los organismos unicelulares y pluricelulares sin una relación bien establecida con ninguno de los Reinos taxonómicos convencionales.

Para entender porqué se utilizan estos conceptos hay que remontarse a antes de que existieran.

Las herramientas genéticas actuales y no tan actuales permiten con alto grado de confianza dilucidar la relación de parentesco entre dos grupos de seres vivos mediante la comparación de la secuencia de ADN o de péptidos. Gracias a estos métodos y la mutabilidad inherente al material genético podemos establecer no solo la relación de cercanía entre dos especies sino que incluso podemos determinar cuando (aproximadamente) se separaron evolutivamente. Antes de desarrollar estas técnicas y desde las teorías evolutivas de Darwin se utilizaban los caracteres externos para comparar a dos especies o grupos superiores y establecer un parentesco evolutivo. En principio las diferencias entre los grupos taxonómicos (especies, géneros, familias, clases, órdenes, etc.) es fácil de establecer, al menos para la mayoría de ellos.

Sin embargo, de vez en cuando la biología taxonómica se encuentra con una especie que reúne características de dos géneros por ejemplo. Es posible que esta especie surgiera en el momento de la diversificación de ambos grupos, pero ¿a cuál de los dos pertenece? Pues antes de las herramientas genéticas había que decantarse por dar más peso a unas u otras características físicas, etológicas o de cualquier tipo sobre las otras para incluirlo en un grupo u otro. Evidentemente esto generaba mucha discusión sobre qué caracteres hay que tomar como los más importantes (en la actualidad estas discusiones se siguen teniendo sobre que caracteres genéticos son los que hay que tener en cuenta). En fin, con la aparición de las herramientas genéticas se descubrió que muchas especies (y grupos superiores) no estaban correctamente clasificados. Sin embargo, la clasificación resultaba funcional.