Fiebre hemorrágica del ébola
En el año 2014 se ha conocido el 8º brote de la enfermedad del ébola, producida por un virus filamentoso. Puedes leer más sobre las características de este virus en el artículo que le dedicamos a repasar su biología en este artículo aquí y al brote de Zaire aquí. La OMS (Organización Mundial de la Salud) clasifica a este virus como uno de los patógenos más letales. La cepa con mayor mortalidad de las conocidas ocasionó la muerte del 90% de los afectados. La mortalidad de la cepa de 2014, se cree que ronda el 50% de los individuos que contraen la enfermedad viral.
El virus del ébola causa la muerte en un periodo de tiempo que ronda las 3 semanas, dependiendo de las condiciones del afectado. Lo cual hace que el tiempo en el que el afectado puede infectar a otros individuos es relativamente bajo.
¿Cómo se transmite el virus? La propagación del virus se realiza por contacto directo con fluidos contaminados. Es decir, no se transmite por el aire. Sin embargo tocar mucosidades, sangre, semen, flujo vaginal o incluso sudor, puede desembocar en el contagio, puesto que el virus está presente en todos los líquidos corporales cuando el paciente está en la fase infectiva. Tanto las heces como la orina también contienen el virus. Además los cubiertos y la ropa usada tanto de vestir como de cama, como el pelo o la piel pueden incluirse entre los posibles métodos de infección del virus.
Síntomas de la enfermedad: la incubación de la enfermedad es variable dependiendo de la cantidad del inoculo inicial del virus. El cuadro clínico asociado a la enfermedad aparece entre 2 y 21 días tras el contacto. Los primeros síntomas son comunes a muchas enfermedades de origen viral. Aparece debilidad, fiebre alta (por encima de los 38,5 ºC), dolor muscular y cefalea intensos, a ellos se suma tos seca y diarrea que causan dolores en el pecho y deshidratación respectivamente. El paciente que en ocasiones muere a causa de la deshidratación, puede también fallecer por hemoragias internas y pérdida de sangre que pueden ocasionar shock hipovolémico a las dos semanas de contraer la enfermedad.
Diagnóstico: éste se realiza por la detección de los síntomas clínicos en primera instancia y después se realizan pruebas de laboratorio para confirmarlo. Estas pruebas se realizan detectando el virus en muestras de sangre, orina o saliva, puesto que presenta antígenos específicos. El problema de las pruebas es que requieren una segunda prueba a los diez días, lo que en muchos casos ya es tarde para el afectado.
Tratamiento: desgraciadamente en 2014 no existe ningún tratamiento probado que sea eficaz contra esta enfermedad. El ingreso hospitalario mejora las condiciones del paciente, evitando la deshidratación e intentando evitar las hemorragias internas con coagulantes sanguíneos en pacientes tardíos. Sin embargo, estos tratamientos paliativos solo pueden ayudar al paciente a que supere la enfermedad por sí mismo. Ciertamente existen tratamientos experimentales, como el ZMapp, que se están usando con los pacientes infectados en Europa y Norteamérica. El ZMapp es una mezcla de 3 anticuerpos monoclonales que deben reconocer el virus. El ZMapp es uno de los primeros antibióticos en ser producidos en plantas. La OMS autorizó el uso del ZMapp sin pasar los habituales controles en 2014 para luchar contra el brote de ébola.