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Proceso fisiológico de la fiebre

Publicado por Ramón Contreras

La fiebre es una de las reacciones más comunes del cuerpo frente a imprevistos de todo tipo. Entendemos como fiebre el aumento de la temperatura corporal que presentan los mamíferos y las aves. Los otros grupos de seres vivos al no ser de sangre caliente no pueden termoregularse y por lo tanto no puede aumentar fisiológicamente su temperatura. Lee más sobre que es la fiebre en el artículo que le dedicamos aquí. Esta reacción fisiológica es tan común en tantos procesos de curación que no es un síntoma que sirva para diagnosticar ninguna enfermedad en concreto. Aún así, se emplea comúnmente como primer indicativo de que algo no está funcionando como toca. La fiebre aumenta la eficacia del sistema inmune. Una mayor temperatura se traduce en una sangre más fluida que irriga mejor todos los tejidos permitiendo a los glóbulos blancos poder llegar a todas partes para luchar contra la posible invasión.

La termogénesis, el proceso de generar calor al que conocemos vulgarmente como fiebre, empieza cuando un elemento extraño entra y es reconocido en el cuerpo. Ya sea un objeto grande como una piedra o microscópico como un patógeno, siempre que algo extraño entre, se activará la termogénesis mientras siga dentro. Por ejemplo un corte aunque duela mucho no causa fiebre, pero si la herida se infecta o a que dado algún resto del objeto en el interior se desencadenará la fiebre.

El hipotálamo es el órgano encargado de mantener la temperatura corporal. Por lo que también será el encargado de aumentarla. Cuando llegan citoquinas con acción pirogénica, provenientes del epitelio dañado y de las células del sistema inmune que viajan en la sangre, al hipotálamo empezará una reacción en cadena. Para alcanzar el hipotálamo deben cruzar la barrera hematoencefálica que protege a todo el sistema nervioso central de la acción de moléculas extrañas. Sin embargo, existen transportadores específicos de estas moléculas que con gasto de energía permiten su paso. En otra ruta de acceso las citoquinas – como el interferón o las interleucinas promoverán la liberación de postaglandinas E2. Allí empezarán los neurotramisores y el AMPc en una cascada de activación que afectarán al sistema termorregulador del hipotálamo, los antipiréticos centrales tendrán su actuación aquí para moderar la temperatura. De esta manera subirá la temperatura y tendrán lugar las respuestas periféricas al calor, de producción y conservación que estará controlada por neuronas que recibirán mediante el torrente sanguíneo la orden desde el hipotálamo para aumentar la temperatura de todo el cuerpo. Estos mecanismos son la vaso constricción de los vasos superficiales y la vasodilatación de los vasos interiores, así como la sudoración para eliminar agua que es un tampón térmico, o la dispersión de calor por parte de los sistemas energéticos.

Existen piréticos externos al cuerpo que tienen efecto en alguno de estos puntos y activa de forma artificial la fiebre. Entre estos compuestos encontramos muchas proteinas de origen bacteriano y vírico (que son las que disparan el sistema de fiebre cuando hay una infección). Adicionalmente se han encontrado varios compuestos que producen el mismo efecto, como por ejemplo los cristales de uranio o la bleomicina.