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Envenenamiento por radiación

Publicado por Ramón Contreras

Desde el descubrimiento de la radiación (la propagación de energía como ondas electromagnéticas o partículas subatómicas) se ha observado que la exposición a radiación ionizante es una de las más dañinas, puesto que es capaz de arrastrar electrones de los elementos, dejando cargas positivas a su paso (iones). Las fuentes de radiación ionizante pueden ser tanto naturales como de origen humano. El ser humano utiliza la radiación, no solo en la fabricación de las bombas atómicas, sino también para obtener energía en las centrales nucleares y en gran cantidad de técnicas científicas, como el acelerador de partículas que nos ayuda a comprender la materia de la que está formada el universo y médicas, como en las radiografías o la lucha contra el cáncer.

Marie Curie la primera mujer en ganar un premio Nobel en 1903 y la primera en ganar dos, en 1911 ha sido uno de los investigadores que más ha ayudado al desarrollo del conocimiento sobre la radioactividad. Sin embargo, la falta de conocimiento sobre los peligros de la misma hizo que muriese a consecuencia de la exposición prolongada a la radiación que le hizo famosa.

La radiación ionizante es especialmente peligrosa en las células en división, donde el material genético se abre y se copia, permitiendo la entrada de proteínas para ello y quitando las proteínas de protección que tiene acopladas normalmente. En esta circunstancia los cambios de carga producidos por la radiación ionizante pueden alterar la secuencia de ADN, haciendo que la polimerasa que copia el ADN introduzca por error bases que no son complementarias en tal cantidad que no pueden corregirse. Esto se nota principalmente en los tejidos con altas tasas de reposición celular, como el intestino, la médula ósea o la piel. Estos tejidos que están constantemente generando nuevas células son los primeros que se ven afectados y los cánceres más comunes en la gente expuesta a radiación. La pérdida de pelo y las quemaduras en la piel son uno de los primeros efectos de la radiación en la epidermis, así como los vómitos, diarrea o nauseas en el sistema digestivo. Una dosis extrema, 100 Sv (Sieverts) produce la inconsciencia en el acto y la muerte debido a la muerte de las neuronas. Toda radiación por encima de 1 Sv empieza a producir mortalidad en humanos en un mes. 3-4 Sv tienen una tasa de mortalidad del 50% en 30 días. En los trabajadores médicos se considera seguro una dosis de 100mSv (0,1 Sv) cada 5 años.

Los efectos son proporcionales a la cantidad de radiación recibida y al tiempo de exposición. Se calcula que el 1% de los supervivientes de las bombas atómicas en Japón murieron a causa de enfermedades causadas por la radiación. En este aspecto cuanto más joven en el individuo más se ve afectado por las radiaciones, puesto que sus células se dividen más. La radiación tiene un efecto acumulativo, la exposición leve durante un periodo corto, puede debilitar las defensas pero el cuerpo puede reponerse, mientras que si la exposición a una fuente poco energética es prolongada los problemas a la larga son los mismos que los de una exposición corta a una fuente muy emisora.