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Gangrena gaseosa causada por Clostridium

Publicado por Ramón Contreras

La gangrena gaseosa es una infección causada por diversas especies del género Clostridium, aunque la más conocida es C. perfringens, de la que hemos hablado largamente aquí. Toas las especies del género son anaerobias estrictas por lo que necesitan la ausencia de oxígeno para vivir. Es por eso que debe vivir dentro del músculo (donde las concentraciones de oxigeno son menores) para poder causar la enfermedad. La forma más común de infección por C. perfringens u otra especie relacionada es mediante una herida punzante con algo que esté infectado, aunque si las condiciones higiénicas de una operación no son apropiadas también puede infectarse así. La gangrena es la muerte del tejido a nivel celular. A consecuencia de ello el tejido nunca se recupera y la mejor manera de evitar que la infección se expanda es la extirpación del miembro infectado si no se consigue detener en los estadios primeros. Las bacterias de este grupo causan diferentes tipos de gangrenas, siendo la gangrena gaseosa la más agresiva y la que crece más rápidamente se extiende al resto del cuerpo. Es por ello que es la que se considera más peligrosa. Son varios miles de casos los que se reportan cada año en el mundo. Incluso con tratamiento 1 de cada 4 personas que tienen gangrena gaseosa no superan las 48 horas.

Diagnóstico: Durante la gangrena gaseosa los síntomas son tan claros que no se requiere una muestra de tejido y un cultivo celular para diagnosticarlo. De hecho, si tuviese que esperarse es posible que ya fuese tarde. Se denomina gangrena gaseosa porque las bacterias como parte del metabolismo en el consumen las células del cuerpo y forman gas. En las radiografías pueden verse pequeñas burbujas de gas dentro del tejido profundo del músculo u otro tejido blando que esté infectando. Como no hay tiempo que perder pueden buscarse bacterias en el líquido corporal mediante una cirugía exploratoria para tomar una muestra de tejido. La gangrena gaseosa es muy dolorosa, las células se rompen provocando la inflamación de la herida y la salida del contenido celular al exterior. A consecuencia de ello se forman ampollas, en su interior pueden verse las burbujas de gas, esenciales para determinar el tipo de gangrena.

Tratamiento: Si consigue diagnosticarse pronto y todavía no hay una pérdida excesiva de tejido se emplean dosis elevadas de antibióticos para acabar rápidamente con la infección. Si a pesar de ello ya hay tejido gangrenado tiene que extirparse. En caso de que no se extirpe todo el tejido corrompido la infección seguirá extendiéndose y habrá que volver a intervenir y retirar el tejido de nuevo. Si no se trata con antibióticos y se amputa el tejido dañado la gangrena se extenderá y eventualmente causará la muerte del paciente. Como las bacterias pueden viajar por la sangre, la extirpación del tejido dañado no asegura que se hayan eliminado todas las bacterias, si eso no es así la infección puede volver a empezar en otra región corporal.

Profilaxis: Para evitarlo es primordial la higiene profunda de las heridas y la extracción de cuerpos extraños. Puesto que no sirve una vacuna preventiva contra Clostridium lo mejor es dar dosis de antibióticos que eviten el crecimiento de la bacteria.