Copépodos como indicadores biológicos
Los metales pesados están contaminando cada vez más los ambientes marinos, salobres y de agua dulce. El aumento de la emisión de metales pesados a partir de actividades antropogénicas aumenta su concentración en el agua de mar, lo que mejora su bioacumulación en el tejido de los organismos marinos y los afecta a través de su toxicidad. Las propiedades de los productos químicos tóxicos con respecto a su solubilidad en agua (hidrófobos o solubles) desempeñan un papel importante en la forma en que interactúan con los organismos acuáticos.
Los copépodos acumulan metales al asimilarlos de sus alimentos o al absorberlos del agua. Además, la vía de captación puede determinar su distribución interna y acción tóxica. Varios estudios propusieron que la captación directa de metales del agua ocurre por adsorción a las superficies de las células, tejidos, órganos u organismos, o a través de la absorción a través de las membranas celulares o los epitelios de los órganos, como las branquias y/o las tripas. Otros estudios mostraron que la acumulación de metales como el cadmio del agua es mayor que la de los alimentos. Se sugirió que la absorción de contaminantes por parte de las especies planctónicas está gobernada por mecanismos particulares y no solo por la adsorción y el reparto de equilibrio entre el agua y los organismos.
Los copépodos son enlaces tróficos esenciales en las redes alimentarias marinas. Por lo tanto, pueden ser una fuente importante para la biomagnificación de contaminantes tóxicos en las redes alimenticias acuáticas. El comportamiento alimentario se ha estudiado durante mucho tiempo en copépodos calanoides y su modo de alimentación puede ser pasivo o activo. Pueden alternar entre los dos modos a intervalos dependiendo de la composición de sus alimentos.
Además, los copépodos tienen una gran capacidad para adaptarse a diferentes condiciones ambientales, lo que les permite sobrevivir en ambientes con altos niveles de contaminación. Este hecho, junto con su capacidad para acumular metales pesados, los convierte en excelentes indicadores de la calidad del agua. Su presencia o ausencia puede proporcionar información valiosa sobre la salud del ecosistema acuático y el grado de contaminación.
La alimentación de copépodos implica generar corrientes de alimentación mediante el golpeo de los apéndices locomotores y la captura de alimentos que llegan con esta corriente (alimentación en suspensión), o alimentación por emboscada, donde se detectan presas que pasan y se capturan en ataques sorpresa, o cuando las partículas de alimentos chocan con los apéndices de alimentación. Durante la alimentación, los tres primeros apéndices de la boca (antenas, palpos mandibulares y maxílulas) crean un movimiento hacia atrás del agua con un patrón de golpeo metacronal, y se crea un sistema de vórtice asimétrico en el lado ventral del animal. El movimiento y el comportamiento de alimentación que se muestra en la táctica de forrajeo de Clausocalanus furcatus explora pequeños volúmenes de agua rápidamente. Los copépodos calanoides no extraen las algas del agua como se informó anteriormente. Más bien, aletean cuatro pares de apéndices de alimentación para propulsarse el agua y utilizar su segundo maxilar para capturar de forma selectiva las parcelas de agua que contienen partículas de alimentos, que luego son empujadas hacia la boca por las enditas del primer maxilar.
El estudio del comportamiento de copépodos y las estrategias de alimentación ha sido de importancia ecológica para comprender el papel del zooplancton en las transferencias de carbono y energía a través de la red alimenticia acuática y cómo estos comportamientos les permiten utilizar diferentes nichos ecológicos. Además, podrían ser utilizados como bioindicadores de la presencia de metales pesados. Asimismo, los copépodos pueden ser útiles en la evaluación de los efectos de los contaminantes en los ecosistemas acuáticos, proporcionando información sobre los posibles riesgos para la salud de los organismos superiores, incluidos los humanos.