Los microorganismos patógenos
Las enfermedades producidas como consecuencia de la penetración de un virus o de un microorganismo se llaman enfermedades infecciosas y se manifiestan de muy diversas formas: por ejemplo, los virus penetran en tipos específcos de células y las destruyen. También las bacterias pueden producir una destrucción de las células.
En muchas ocasiones, el patógeno llega a un individuo sano procedente de otro parasitado: entonces se dice que la enfermedad infecciosa es contagiosa.
Infecciones y enfermedades contagiosas.
La enfermedad infecciosa es el resultado de la interacción de las dos partes implicadas: el microbio invasor y el organismo invadido. Vamos a analizarla de modo más detallado.
Fases de la infección microbiana
Suelen distinguirse varias etapas, pero no siempre son fácilmente separables, ya que pueden solaparse en parte:
- Adherencia: el microbio toma contacto con el organismo o sus células por reconocimiento mutuo de moléculas específicas.
- Invasión o penetración: ocupación de distintos tejidos, órganos, etc., donde pueden quedar concentrados.
- Crecimiento o proliferación: multiplicación del microbio al reproducirse, aumentando a su vez la capacidad invasiva.
- Infección propiamente dicha y desarrollo de la enfermedad: manifestaciones de la alteración producida en los órganos afectados.
Factores de la patogenicidad microbiana.
Unido con lo anterior, el que una enfermedad infecciosa se desarrolle dependerá de ambos componentes de la relación, es decir, del poder patógeno del microbio invasor y de la capacidad del hospedador para ser invadido.
Poder patogénico: el poder patógeno del microbio vendrá determinado por su virulencia, es decir, su capacidad para provocar trastornos en el organismo invadido, lo que a su vez depende de dos factores: la capacidad de invasión y la producción de toxinas o venenos o de otras sustancias de actividad enzimática.
- La capacidad invasora consiste en una activa multiplicación de los microbios que se difunden, principalmente por la sangre, llegando a invadir la mayor parte de las células del organismo y provocando en ellas diversos trastornos. Algunos microbios desarrollan su poder patógeno solo por su capacidad invasora, por ejemplo, el bacilo del carbunco, Pasteurellas, etc.
- La producción de toxinas puede permitir que las bacterias productoras de tales enfermedades se acantonen en el lugar de penetración sin apenas invadir el organismo, difundiendo una gran cantidad de sustancias tóxicas, que son las responsables de los trastornos que caracterizan a la enfermedad. Un ejemplo muy significativo es el de los bacilos Corynebacterium diphteriae, productores de la difteria, que se aspiran con el aire y se instalan en el tracto respiratorio superior, en el que producen una toxina que se distribuye a todas las células del organismo humano a través del riego sanguíneo. Pero, sorprendentemente, esta toxina, que produce una inhibición de la síntesis proteica, no se forma si a su vez la bacteria no es infectada por un determinado fago, siendo esta infección el factor desencadenante de la difteria.
Tipos de toxinas: se pueden distinguir dos tipos de toxinas: exotoxinas y endotoxinas. Las exotoxinas son sustancias tóxicas o venenos de naturaleza proteica que el microbio segrega a su medio externo, por lo que su efecto se difunde por las células y tejidos del organismo parasitado, incluso en ausencia del microorganismo productor (como la botulina en los alimentos), y provocan la formación de anticuerpos.
Las endotoxinas son sustancias de naturaleza lipopolisacárida que forman parte de la propia superficie celular del microbio, desde donde ejercen su efecto tóxico, o al disgregarse los componentes del mismo. Su toxicidad suele ser inferior y no provocan la formación de anticuerpos.
Entre las sustancias de naturaleza enzimática que pueden producir algunos microorganismos se pueden citar: la hialuronidasa, que hidroliza el ácido hialurónico, responsable de la cohesión entre las células de los tejidos; coagulasas, que transforman el fibrinógeno en fibrina en la sangre; las hemolisinas, que rompen los glóbulos rojos.
Capacidad receptiva: La receptividad por parte del organismo es el estado más o menos favorable que este presenta y que hará que el microbio encuentre una predisposición favorable para poder invadirlo y desarrollar su poder patógeno. Este estado se halla en función de una serie muy compleja de factores (malnutrición, fatiga, inmunodeficiencia por existencia de otras enfermedades, etc.).
En todo caso, el organismo objeto de la infección cuenta con mecanismos de defensa que constituyen las barreras inmunológicas externas e internas y que a veces se confunden con los síntomas de la propia enfermedad infecciosa.