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Tumores y cáncer

Publicado por Ramón Contreras

En todos los seres vivos pluricelulares existe una compleja y extensa regulación celular que permite la formación de estructuras, tejidos y órganos concretos y, más aún, donde deben crearse. Sin embargo, como todo sistema, la señalización celular en ocasiones sufre errores. Normalmente, los errores son detectados por los mecanismos de control del propio sistema y se reparan o eliminan. En muchas ocasiones, si una célula detecta que está funcionando erróneamente o las células vecinas lo detectan, envían señale de apoptosis a la célula dañada, para su completa eliminación. Cuando se desregulan o sufren errores los genes que controlan la división celular encontramos crecimiento celular sin control. A este tipo de crecimiento celular se le conoce comúnmente como tumor.

Cuando hablamos de errores nos referimos por ejemplo a errores en la copia del ADN. Si un gen que produce una proteína implicada en el control de la división celular (por ejemplo impidiendo que esta ocurra hasta que no está todo el ADN copiado) esa célula empezará a replicarse con errores que irán aumentando sucesivamente formando una masa de células sin todo el ADN celular que estarán produciendo proteínas de forma descompensada. Otro error posible puede ser en el plegado de las proteínas, en este caso el fallo estaría en la proteína que ayuda al plegamiento de las proteínas. Como se ve, hay muchos pasos importantes y tan solo uno equivocado puede llevar a un tumor.

Aunque ya hemos dicho que es muy raro que una célula caiga en este tipo de errores, es posible. Si el tumor, la masa de células que han crecido de forma anormal, está originado por una sola célula se denomina monoclonal y si está originado por varias células policlonal. De igual modo si las células tumorales (que se encuentran en un tejido concreto) mantienen la identidad celular (es decir, se siguen comportando como células propias de ese tejido) se denomina hiperplasia (tumores comunes de este tipo son los relacionados con tejidos que sintetizan hormonas como el tiroides). Mientras que si la formación del tumor ha derivado en que las células ya no presentan las características propias de su tejido se denomina neoplasia (ejemplos de neoplasia comunes son: el cáncer de próstata o el de pulmón).

Fíjate en que no hemos hablado hasta ahora de si eran benignos o malignos. Eso es porque un tumor tiene muchas características a tener en cuenta a la hora de tratarlo o extirparlo. Hablamos de tumores benignos cuando no tienen la capacidad de migrar a otro tejido, no pueden producir metástasis. Estos tumores tienen un crecimiento más alto que las células adyacentes, pero no es exagerado. Normalmente estos tumores pueden encontrarse rodeados de una membrana o capsula que los contiene y ha sido generada por el propio organismo. Aunque son benignos, se recomienda su extirpación, debido a que son células que no funcionan correctamente y en cualquier momento podrían descontrolarse.

Por otro lado, están los tumores malignos o cancerosos que son aquellos capaces de realizar metástasis. Es decir, sus células tienen la capacidad de desprenderse de la masa tumoral y viajar hasta otros tejidos. En estos otros tejidos cada célula puede dar lugar a otro tumor nuevo a partir de una única célula. La malignidad de cada cáncer es diferente. Dependiendo del tipo celular que lo origina, el error de la célula y su velocidad de reproducción existen diferentes diagnósticos posibles. Aunque se ha observado un tipo de cáncer más común para cada tipo de tejido en humanos.