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Las técnicas que usó Mendel para realizar sus experimentos

Publicado por Ramón Contreras

La reproducción sexual es casi una obligación para los animales complejos. Sin embargo, las plantas son más fluidas, como se dice ahora, en este aspecto. Muchas plantas tienen la capacidad de reproducirse de forma asexual si las condiciones son las adecuadas. Además, muchas plantas, a nivel individuo, poseen los dos sexos, por lo que en la teoría serían capaces de reproducirse consigo mismas, aunque fuese mediante el proceso de reproducción sexual. Y es que la vida sésil tiene sus inconvenientes y las plantas se han sabido adaptar a la posibilidad de no poder encontrar merodeando una pareja para reproducirse como hacen los animales.

El ser humano conoce y entiende la reproducción sexual y la asexual de los vegetales desde hace varios siglos y la ha empleado para su conveniencia en agricultura para mejorar las variedades cultivadas. En este aspecto Mendel tuvo mucha suerte, no solo por escoger un carácter controlado únicamente por un gen sino que la técnica de los cruces dirigidos ya estaba desarrollada y extendida por el mundo. Mendel realizó sus experimentos mediante el cruce o fecundación dirigida de guisanteras de tal manera que pudo llegar a predecir la altura de la planta, el color del guisante y de la flor, así como la rugosidad de los guisantes de la generación siguiente. El trabajo de campo de Mendel fue muy exhaustivo y se dedicó durante años a anotar de forma minuciosa las características de hasta 4 generaciones de guisanteras.

El primer escollo que superó el profesor austriaco era conseguir las plantas genéticamente puras, las que ahora llamamos homocigotas. Estas plantas si se autofecundaban tenían que dar todos los hijos con las mismas características que el progenitor. Por suerte, Mendel ya sabía que una sola guisantera es capaz de dar guisantes mediante la autopolinización. Se dedicó a coger el polen de una planta y aplicarlo a sus propias flores femeninas y luego recubrirlas para evitar la entrada del polen de otras plantas. Con el cruce la las plantas pura pudo establecer su primera ley.

Una vez obtenidas las plantas con una característica pura, se necesitan al menos 2 generaciones para asegurarse, pudo realizar el siguiente paso de sus experimentos. En esta ocasión se dedicó a polinizar una planta con otra siguiendo los patrones matemáticos que el creía (su hipótesis). Tras este cruce sembró los guisantes para obtener la primera generación (o generación filial o F1). Cuando estas plantas crecieron, las dejó autofecundarse. En la F2 fue capaz de encontrar que las características de la planta se distribuían siguiendo un patrón matemático y que aparecían características provenientes de ambos progenitores (algunas escuelas de pensamiento de aquella época seguían creyendo que todo el material hereditario venía del padre y que la función de la madre era la de incubar el feto exclusivamente).

Con estos resultados estableció que durante la reproducción las características se dividían en los gametos y se remezclaban al formar el cigoto. Esto es clave y fundamental porque con tan solo ver esos cruces Mendel estableció algo increíble. Se transmite solo una copia de un factor (ahora gen) pero cada individuo tiene dos variantes (alelos) de un factor. Llegó a esta conclusión gracias al estudio estadístico de sus datos puesto que era la única explicación posible de los resultados matemáticos que había recolectado.

Así que ya ves, este gran avance de la ciencia se pudo llevar a cabo cuando alguien con un amplio conocimiento de las técnicas de cruce de plantas, que sabía la gente de campo, vio un patrón matemático en los resultados de años de observaciones minuciosas.