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Barbara McClintock

Publicado por Ramón Contreras

Barbara McClintock es una de las madres de la genética moderna. Concretamente de la citogenética, de la que puedes aprender más en nuestro artículo introductorio a la citogenética aquí. Sus estudios sobre los elementos móviles en los cromosomas de maíz revolucionaron la idea casi dogmática que se tenía de la inmutabilidad de los cromosomas durante la vida del individuo.

Pequeña biografía: La Dr. Mcclintock nació en Connecticut, EE. UU. en 1902 y falleció en Nueva York, EE. UU. a la edad de 90 años. Estudió en la universidad de Cornell, donde se doctoró en Botánica a finales de la década de 1920. Tras doctorarse estudió el maíz, concretamente los cambios microscópicos acontecidos en los cromosomas durante la reproducción, ayudando a desarrollar conceptos tan importantes como la recombinación durante la meiosis. A este estudio se dedicó durante la década de 1930 en la universidad de Misuri. Pero dejó la universidad tras varios años de trabajo debido a la falta de reconocimiento.

A raíz de su marcha de Misuri fue invitada a unirse a un grupo investigador en Cold Spring Harbor. Donde siguió su estudio de mutaciones con rayos X en maíz. Sus estudios se centraron en el ciclo de rotura fusión puente de los cromosomas al ser sometidos a agentes mutagénicos. En reconocimiento a su gran labor en 1944 fue nombrada académica de la Academia nacional de ciencias de EE. UU. y un año después era presidenta de la Academia.

En este punto de su carrera, McClintock comenzó a centrarse en la transposición genética, un fenómeno que ella descubrió y que se refería a la capacidad de ciertos elementos genéticos para cambiar de posición dentro del genoma. Este descubrimiento fue revolucionario y cambió la forma en que los científicos entendían la genética. Sin embargo, sus ideas fueron inicialmente rechazadas por la comunidad científica, ya que contradecían las teorías genéticas aceptadas en ese momento.

El artículo más importante de su carrera se publicó en 1950 con el título de “The origin and behavior of mutable loci in maize”, el origen y comportamiento de loci mutables en maíz. Puede leerse en el PNAS (Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America) en su número 36, separate 6, páginas 344 a 355. A pesar de los años transcurridos los estudiantes de citogenética avanzada todavía tienen que enfrentarse a este artículo con mucha entereza. Puesto que el artículo es muy complejo, casi se podría decir que poco claro. Esto es debido a la cantidad de conceptos que emplea que en aquellos momentos no estaban descritos con exactitud.

Pero que por culpa de la complejidad del trabajo y lo avanzado que resultaron sus descubrimientos su trabajo no fue comprendido. Además de verse con escepticismo por parte de sus colegas investigadores. Hasta el punto de que dejó de publicar sus resultados y se dedicó al estudio de las subespecies del maíz de América del sur.

Además de ese artículo son de gran relevancia otros estudios genéticos y citológicos suyos sobre la triploidía del maíz (1929) o los mecanismos de rápida reorganización del genoma de maíz (1978).

Los estudios del maíz se llevaron a cabo al observar que aparecían granos morados al azar en las mazorcas.

Los estudios del maíz se llevaron a cabo al observar que aparecían granos morados al azar en las mazorcas.

Posteriormente, cerca de treinta años después, otros investigadores encontraron más evidencias de que había partes que se separaban del cromosoma y que se insertaban al azar en otros puntos del genoma. De esta forma las hipótesis planteadas por McClintock quedaron respaldadas y su trabajo recobró importancia. En 1983 ganó el premio Nobel de Medicina y Fisiología por su “descubrimiento de los elementos genéticos móviles”. A día de hoy su trabajo sigue vigente y se revisa constantemente como referencia para entender el comportamiento de los cromosomas.

Además de su contribución a la genética, McClintock también es recordada por su tenacidad y determinación en un campo dominado por hombres. A pesar de los desafíos y obstáculos que enfrentó, nunca dejó de perseguir su pasión por la ciencia y la investigación. Su legado sigue vivo hoy en día, inspirando a las futuras generaciones de científicas y científicos a seguir su ejemplo y a continuar explorando los misterios de la genética.