Parque regional del Sureste, un trabajo de recuperación lento
Hay en el parque del Sureste 123 humedales, los cuales en su mayoría tienen origen en actividades mineras de áridos a cielo abierto del pasado, mientras que un 6,5% es de origen natural y finalmente 7 son charcas relacionadas a manantiales. Los humedales de origen antrópico se han recuperado como hábitat mediante el rellenado y la restauración. Muchas de las graveras tienen su origen en los años 70 debido a la intensa actividad minera de la zona debida al crecimiento de Madrid capital.
Estos humedales suponen un riesgo para los ríos cercanos, puesto que el agua va a parar a estos grandes agujeros escavados en el suelo con una pérdida de caudal importante para el río que pone en peligro su ecosistema.
Pero no solo eso, la pesca deportiva, con una afición muy arraigada en países del norte de Europa ha traído especies nuevas, sobre todo de peces, pero también de insectos y parásitos asociados a ellos. La dirección del parque cree que los inmigrantes aficionados a la pesca han poblado estas lagunas con sus presas favoritas y sin querer han perjudicado a las especies autóctonas, es por eso que una parte de la financiación de parque está destinada a la concienciación de la comunidad.
El parque se creó con el objetivo de evitar que siga afectando al río y que se siga deteriorando este nuevo hábitat de lagunas, que aprovechan muchas aves migratorias. La verdad es que el parque del sureste está en muy mal estado, en principio porque es una zona en la que su ecosistema natural es irrecuperable, desde los años 70. No tiene el aspecto de un parque natural (todo verde y lleno de árboles). Durante mucho tiempo se ha empleado como vertedero ilegal de escombros de cientos de miles de obras por Madrid y su pequeña plantilla para todo ese terreno hace imposible evitar la aparición de nuevos montones de escombros.
Más preocupante aún son las nuevas especies que encontramos. Las gaviotas han tomado el parque como dormitorio desde el que van y vienen a los vertederos al aire libre que rodean Madrid. También y desde 2003 habitan comunidades enteras de visones americanos y mapaches (autóctonos de América, que se traen como mascotas y luego se liberan), estos animales acaban con huevos de aves, insectos y otros animalillos que no están preparados para su voracidad, además de traer consigo sus enfermedades.
Parece que el parque está muy mal, y es verdad, sin embargo la acción de diversas ONGs y de las comunidades implicadas van poco a poco restaurando lo destrozado. Desde hace unos pocos años se han vuelto a ver pájaros que se habían ido a los riscos anidando en los árboles como en las zonas bien conservadas. Así que no hay que perder el ánimo y recordar que la recuperación es un trabajo lento, pensado para 20 o 30 años. Con paciencia y cuidado podremos devolver a la naturaleza lo que nos ha dado.