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Mecanismos de evitación de la herbivoría

Publicado por Victoria González

La herbivoría es una interacción que resulta cuando un animal consume tejidos de una planta viva. Tiene algunas particularidades que lo diferencian del carnivorismo:

– Los herbívoros solo consumen una parte de la planta, y por ello rara vez las matan.

– Las plantas no pueden huir, por lo que presentan mecanismos de defensa específicos.

Tipos de defensa de las plantas frente a los herbívoros:

– Constitutivas: presentes siempre en la planta, independientemente de que haya o no un ataque por parte de un herbívoro. Por ejemplo: desarrollo de espinas.

– Inducidas: surgen como respuesta al ataque del herbívoro.

Hay defensas que son a la vez constitutivas e inducidas: están en la planta pero se intensifican con el ataque del herbívoro.

Además de estos mecanismos de defensa, las plantas también han desarrollado estrategias de tolerancia a la herbivoría. Estas estrategias implican la capacidad de la planta para recuperarse después de ser consumida por un herbívoro, ya sea a través de un crecimiento acelerado, la reproducción compensatoria o la capacidad de almacenar recursos en partes de la planta que son menos accesibles para los herbívoros.

Mecanismos de defensa de las plantas frente a los herbívoros: las plantas presentan mecanismos de evitación y mecanismos de compensación. Los mecanismos de evitación están orientados a reducir la probabilidad de ser consumidos por los herbívoros. Son de varios tipos:

1. Escape ecológico: Las plantas pueden esconderse en el espacio: siendo poco llamativas en términos de morfología y abundancia, perdiendo el olor, o bien ocupando microhábitats poco accesibles para el herbívoro. Por otro lado, también pueden esconderse en el tiempo: produciendo los tejidos más atractivos en la época en la que los herbívoros están menos activos, o por el proceso denominado “saciación de los depredadores”: sincronizando la producción de tejidos atractivos con otros individuos de la población. Esto es típico de especies de los géneros Quercus y Fagus: sincronizan la producción de semillas, de forma que en los años buenos se produce la saciación de los depredadores y hay más probabilidad de que una semilla pueda germinar.

2. Barreras físicas: producción de espinas, púas, pelos, tricomas y otras estructuras que dificultan el acceso. Producción de cáscaras o caparazones de frutos que incrementan el tiempo de manipulación por unidad de alimento, con lo que el número de frutos consumidos se reduce.

3. Producción de tejidos con poca calidad alimenticia: los vegetales tienen hemicelulosa, celulosa y lignina, que son materiales ricos en energía pero inaccesibles para la mayor parte de animales, al carecer de enzimas necesarias para digerirlas. La única manera es establecer mutualismos con otros organismos como bacterias que sí son capaces de procesarlos.

4. Producción de compuestos secundarios: estos compuestos pueden de tipo cuantitativo o cualitativo. Los de tipo cuantitativo reducen la digestibilidad de los tejidos vegetales, su efecto es proporcional a su concentración en el tejido y, por tanto, han de estar a grandes concentraciones para ser efectivos. Suelen ser compuestos fenólicos, y su mecanismo de acción consiste en unirse a proteínas y precipitar. Los compuestos cualitativos, a su vez, son muy tóxicos, y efectivos a bajas concentraciones. Suelen ser alcaloides, glucosinatos, compuestos alucinógenos, etc. El problema es que, a pesar de su gran efectividad, algunas especies, sobre todo de insectos, han sido capaces a lo largo de la evolución de desarrollar mecanismos adaptativos que les han conferido inmunidad frente a estas toxinas.

5. Producción de compuestos orgánicos volátiles: prácticamente todas las especies sintetizan este tipo de compuestos, que atraen a los depredadores de los herbívoros que les están atacando. Se ha observado este fenómeno en insectos.

Además de estos mecanismos de evitación, las plantas también pueden desarrollar mecanismos de compensación. Estos mecanismos permiten a las plantas recuperarse después de un ataque de herbívoros, ya sea a través del crecimiento rápido, la reproducción compensatoria o la capacidad de almacenar recursos en partes de la planta que son menos accesibles para los herbívoros. Por ejemplo, algunas plantas pueden aumentar su tasa de fotosíntesis después de un ataque de herbívoros para compensar la pérdida de tejido.

En resumen, las plantas han desarrollado una variedad de estrategias para lidiar con la herbivoría. Estas estrategias pueden ser constitutivas o inducidas, y pueden implicar la evitación o la compensación. Aunque estos mecanismos pueden ser efectivos, los herbívoros también están evolucionando constantemente y desarrollando nuevas estrategias para superar las defensas de las plantas. Por lo tanto, la interacción entre las plantas y los herbívoros es un proceso dinámico y en constante evolución.