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El ciclo del fósforo y los ecosistemas

Publicado por Victoria González

El ciclo del fósforo es sedimentario, ya que la mayor parte de este elemento se encuentra en rocas y sedimentos, y en menor medida en la solución del agua del suelo o de los ecosistemas acuáticos. El fósforo entra en los ecosistemas por la meteorización tanto física como química de las rocas del suelo, y es incorporado en forma de fosfatos por microorganismos o plantas del ecosistema. Se trata de un ciclo son fase gaseosa, ya que esto se produce cuando los principales reservorios del nutriente están en la atmósfera.

La mayor parte del fósforo circula por la biota del ecosistema durante años o incluso siglos, pero una parte es arrastrada por el agua de escorrentía y lixiviación hacia los ríos y océanos, ya sea como fósforo inorgánico o bien orgánico en el caso de la materia orgánica muerta. El fósforo en los océanos circula entre la zona fótica y las aguas profundas con ciclos de una duración de unos 1.000 años, ya que la tasa de circulación es muy lenta. Cerca del uno por ciento del fósforo que circula es enterrado en los sedimentos donde permanece un promedio de 100 millones de años, hasta que el suelo oceánico es levantado por la actividad geológica y forma parte de las tierras emergidas. Se calcula que la cantidad aproximada de fósforo secuestrado por los sedimentos es de unos 13 millones de toneladas al año.

Los detergentes son una de las vías de entrada del fósforo en los ecosistemas

Los detergentes son una de las vías de entrada del fósforo en los ecosistemas

Las entradas de fósforo en los ecosistemas debidas a la acción humana son las siguientes:

– La producida por el fertilizante usado en labores agrícolas, cuyo exceso es lavado nuevamente por escorrentía y lixiviación hacia los ecosistemas acuáticos. Aproximadamente 13 millones de toneladas de fósforo al año.

Detergentes de uso doméstico que alcanzan los ecosistemas acuáticos mediante las aguas residuales. Por esta vía entran entre 2 y 3 millones de toneladas anuales.

Deforestación de las cuencas que incrementa las tasas de erosión del suelo y aumentan el lavado del fósforo por el agua de lixiviación y escorrentía hacia los ecosistemas acuáticos.

Los aportes del hombre constituyen aproximadamente las dos terceras partes del fósforo total que llega a los ecosistemas acuáticos.

La consecuencia de esto es la eutrofización de los ecosistemas fluviales y lacustres, tanto en zonas templadas como tropicales. Produce una explosión demográfica de algas de tipo verde-azuladas que reducen drásticamente la cantidad de luz que llega al fondo. Esto produce la mortalidad de plantas acuáticas e invertebrados asociados a ellas. Este fitoplancton va muriendo y depositándose, provocando la hipoxia del agua, lo que a su vez genera un aumento de mortalidad de las poblaciones de peces.

Las entradas de fósforo en los océanos suelen ser insignificantes en relación al volumen de los mismos y no suelen producir problemas de eutrofización en ecosistemas oceánicos.