Acumulación e intoxicación por mercurio
El mercurio (Hg) es un metal pesado que se acumula en el organismo causando problemas en el sistema nervioso y puede llegar a causar la muerte. Es especialmente peligrosa para embarazadas y niños pequeños, puesto que la dosis letal dependerá del tamaño del cuerpo o del feto. El mercurio se puede introducir en el cuerpo por contacto o por respirar vapores contaminados (se evapora a tan solo 13ºC y a 0ºC es líquido). Además, el mercurio se puede consumir por vía oral tanto en su forma inorgánica, como metal libre o acomplejado formando sales en organismos, normalmente plantas o bien en su forma orgánica, si ya lo han consumido y asimilado consumidores primarios (herbívoros) y nosotros consumimos esos herbívoros. La intoxicación por mercurio se conoce desde hace miles de años y ha recibido diversos nombres como hidrargiria, hidrargirismo o mercurialismo. Algunas enfermedades asociadas son la enfermedad de Minamata, el síndrome de Young o la acrodímia infantil.
Su consumo debe moderarse porque un consumo excesivo acabará en una sobredosis. Por ejemplo, el mercurio acumulado en las neuronas (un tejido especialmente sensible y con el que el mercurio tiene especial afinidad) tarda una media de 27 años en eliminarse. La cantidad exacta de mercurio seguro para su consumo diario no está clara. El rango entre 50 y 160 microgramos por kilo y día. La cantidad normal en el cuerpo oscila entre 1 y 13 miligramos, lo que supone unas 10 veces más que la cantidad diaria recomendada.
El mercurio puede acumularse lentamente y los efectos se presentan paulatinamente por lo que en ocasiones es difícil asociarlos a el mercurio. Además, sus efectos sobre el sistema nervioso son irreversibles, por lo que una vez detectada será ya tarde para actuar.
Las pruebas para detectar el mercurio se pueden hacer en muestras de sangre, para las intoxicaciones agudas, o en la orina, para intoxicaciones crónicas u ocupacionales. El 80% del mercurio que se inhala llega hasta la sangre y se acumulará en músculos, hígado y riñones. En las neuronas, y otros tejidos, el mercurio es tóxico puesto que interacciona con proteínas y las precipita.
El principal liberador de mercurio al medio ambiente es el ser humano. La industria usa mercurio para tratamientos diversos, como la extracción y purificación de oro y plata. Como ejemplo, el mercurio en las plumas de la gaviota marfileña ha aumentado 45 veces en 130 años. La gaviota no ha cambiado de dieta, pero el mercurio acumulado en peces y mariscos sí.
El mercurio se acumula especialmente en el medio marino. Las algas recogen mercurio del agua que pasa a los peces, que son mayoritariamente omnívoros. Al final el mercurio se acumula en los peces de mayor tamaño. Esto es debido a que estos peces viven durante más tiempo y por lo tanto tienen más tiempo de acumular mercurio. Finalmente, muchos de estos peces, como el atún, son muy apreciados por el ser humano. Todos los seres vivos acumulan mercurio, aunque no sea necesario para ningún proceso biológico conocido. Los peces acumulan mercurio pero no se ha visto ningún efecto adverso en ellos. Un estudio reciente habla sobre las especies marinas que contienen dosis más seguras de mercurio, y que por lo tanto su consumo es más recomendable, leelo aquí (próximamente).