Qué son las células madre
Las células madre son células que conservan la capacidad de diferenciarse en cualquier tipo celular. El ejemplo más claro de ellas es el zigoto, el ovulo fecundado, que tiene la capacidad de dar un organismo completo. A medida que el zigoto se divide, tal vez tras unos 8 ciclos de división, cada célula empieza a diferenciarse mediante la expresión de diferentes genes. Hay que recordar que todas las células del organismo contienen la capacidad de expresar todos los genes, pero es la expresión de diferentes genes lo que hace que una célula se convierta en un osteocito, hueso, o en una neurona.
En todos los organismos se encuentran células madre capaces de generar todo o parte del organismo nuevamente. Su existencia es fundamental para la regeneración de tejidos dañados. Las células madre mediante la mitosis generan dos células hijas que, normalmente, una de ellas se mantendrá indiferenciada, mientras que la otra variará su patrón de expresión génica para diferenciarse y dar lugar a un linaje celular determinado.
Las células con capacidad para dar lugar a tejidos se han clasificado dependiendo de la cantidad de tipos celulares que son capaces de dar. Las que conservan una mayor capacidad de generar nuevos tejidos, todos los tejidos, se denominan totipotentes y son capaces de generar las tres capas embrionarias en animales por ejemplo. A continuación encontramos las células pluripotentes, que son las que conservan casi toda su capacidad de generar nuevos tejidos, como por ejemplo las células quiescentes de los meristemos de tallo y raíces de plantas, que darán lugar a toda la parte aérea o a toda la parte radicular de la planta. Estas células generaran, mediante división mitótica, diferentes tipos de células madre, como las germinales, que conservan la capacidad de dividirse por mitosis para dar lugar a los gametos, o a las células madre multipotentes, con capacidad de generar linajes celulares de varios tejidos. Finalmente las células madre unipotentes son aquellas células que conservan rasgos indiferenciados, no tienen la estructura, forma o expresión típica de un tejido, pero cuando se dividen las células resultantes se diferenciarán para dar tan solo un tipo celular. En este grupo se encuentran las células madre de la médula ósea, capaz de generar de forma constante glóbulos sanguíneos o las células madre del hígado, único órgano capaz de regenerarse cuando se extirpa un trozo.
El nombre castellano de células madre es un poco desafortunado. En inglés se denominan stem cells. Es cierto que a partir de esa célula sus “hijas” darán lugar a todos los tejidos del organismo, pero la denominación de madre le confiere un carácter ético y moral, que se ha demostrado que interviene en el rechazo de la investigación de este tipo celular.
La potencia de esas células las hace un gran recurso para la medicina, por lo que su estudio es indispensable, no solo para saber cómo se forman los tejidos y órganos, sino también para saber cómo estimular estas células que se encuentran en el organismo para regenerar partes dañadas. Además se estudia también la posibilidad de desdiferenciar células de tipos celulares concretos para obtener células madre con el fin de poder generar nuevos tejidos a partir de una célula diferenciada.