Los osteocitos, las células que forman los huesos
Los huesos aunque rígidos son un tejido vivo que está en continua remodelación y funcionamiento. Existen tres tipos celulares que toman parte de esto, los osteoclastos que lo modelan o deshacen, los osteoblastos, que sintetizan la matriz ósea y los osteocitos que son las células que componen el hueso. Los osteocitos son casi la totalidad del tejido óseo.
Durante la formación de hueso, en las etapas tempranas del desarrollo, los osteoblastos libres y con forma más o menos esférica empezarán a formar la matriz ósea a su alrededor. A medida que se forma la matriz ósea, la parte mineral del hueso, los osteoblastos quedan aislados en cavidades dentro de la matriz mineral que ellos mismos han producido. En este momento los osteoblastos adquieren su conformación y función de osteocitos. Estos últimos tienen una inconfundible forma estrellada. Desde el cuerpo de la célula en las lagunas surgen brazos de citoplasma en todas direcciones que se conectarán con otros brazos de otros osteocitos, de esta manera las células de la parte viva del hueso permanecen en contacto. De esta manera forman una red tridimensional que comunica todas las células del hueso llamada red osteocitaria.
A diferencia de los osteoblastos los osteocitos disminuyen en gran medida su capacidad de síntesis y secreción. Mientras que los osteoblastos tienen un aparato de Golgi y un sistema de retículo endoplasmático muy activo, en los osteocitos estos orgánulos están casi desaparecidos. Si bien todavía mantienen cierta capacidad para sintetizar y reabsorber las capas de colágeno, el proteoglucano y otras proteínas óseas que forman el hueso. Como están atrapadas en las lagunas las células tipo osteocito han perdido la capacidad de replicarse. Los osteocitos no ocupan todo el espacio de la laguna, sino que tienen a su alrededor, y en los canales, un medio fluido que se denomina espacio periosteocitario y contiene proteínas no colágenosas típicas de la matriz, como son laminina, fibronectina, entre otras y proteoglicanos, como el ácido hialurónico.
Mientras que los osteoblastos se encuentran en la superficie del hueso donde van generando nueva matriz ósea, los osteocitos son los osteoblastos que han quedado atrás, atrapados en el hueso. Sin embargo, ambos tipos celulares permanecen en contacto, mediante las canalículas y los brazos de citoplasma de los osteocitos. Es mediante estos canales de comunicación que los osteocitos intervienen en el proceso de formación del hueso. Desde dentro del hueso los osteocitos obtienen información sensitiva mecánica de las fuerzas que se ejercen sobre la matriz ósea y con ello envía señales a los osteoclastos y osteoblastos para remodelar el hueso para adecuarse a las fuerzas que lo rodean.
La unión entre las células es de tipo GAP y permite tanto el transporte de moléculas de señalización de un citoplasma a otro, como el transporte de señales extracelulares, así como también permite el paso del impulso eléctrico. Con los osteoblastos la comunicación es directa, puesto que los brazos de los osteocitos contactan físicamente con los osteoblastos. Por el contrario, la interacción con los osteoclastos es indirecta y se lleva a cabo mediante moléculas señalizadoras que viajan por el exterior de las células y la matriz, por el espacio periostiocitario.