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Reproducción asexual de las monocotiledóneas

Publicado por Ramón Contreras

La sexualidad de las plantas es muy diferente a la de los animales. En el Reino Plantae muchas especies cuentan con los dos sexos necesarios para llevar a cabo la reproducción sexual en el mismo individuo. Además, muchas plantas tienen la capacidad de reproducirse asexualmente. Para comprender cómo funciona en plantas la reproducción hay que deshacerse de las ideas preconcebidas de los animales.

Las angiospermas son las plantas con flores. Dentro de este grupo encontramos las dicotiledóneas y las monocotiledóneas. Este segundo grupo está formado por las hierbas y plantas no leñosas. Se caracterizan porque su semilla contiene una única hoja -cotiledón- que se abrirá durante el desarrollo del nuevo individuo. Las monocotiledóneas son en su mayoría monoicas, (lee sobre las monocotiledóneas monoicas y dioicas aquí). Un mismo individuo tiene ambos sexos en la misma flor o en flores diferentes. Por si esto no fuera suficiente diferencia con los animales, las plantas en ocasiones son capaces de autofecundarse. En el Reino Animalia existen seres hermafroditas, de los que ya hemos hablado aquí. Sin embargo, en la mayoría de casos presentar los dos sexos no supone la autofecundación. Si el objetivo evolutivo de la fecundación sexual es barajar los genes y crear individuos únicos, la autofecundación se convierte en una forma muy cara de reproducirse asexualmente, aunque una forma de asegurar la dispersión de la especie. Muchas plantas, al igual que los animales tienen mecanismos para evitar la autofecundación. El más frecuente es que los órganos masculinos (llamados estambres) y femeninos (carpelos o pistilos) de un mismo individuo se desarrollen y maduren en momentos distintos. Otra posibilidad es crear algún tipo de reconocimiento genético para que el propio polen no sea capaz de fecundar con éxito.

Las monocotiledóneas tienen un sistema de fecundación muy complejo del que puedes leer más aquí (próximamente). En monocotiledóneas el óvulo dará lugar a varias células a parte de la célula reproductiva u oocito (n) a las que denominamos acompañantes: las células sinérgidas (n), los núcleos polares (n) y las células antípodas(n). A estas las acompañan la nucela (2n) y una o dos capas de tegumento (2n). Su ovario está compuesto por varias células, y el esperma (con una carga de cromosomas=n) en polen tiene que hacer una doble fecundación. Por un lado fecundar el gameto -oocito- (n) que dará lugar al embrión (n+n=2n) y por otro tiene que fecundar la célula acompañante, los núcleos polares (n), que se desarrollarán dando lugar al saco embrionario (n+n=2n), que se convertirá en la cubierta del fruto.

En muchas plantas angiospermas de tipo pasto (como las gramíneas) se pueden producir semillas sin que haya reproducción sexual. No es que las plantas sean capaces de autofecundarse, sino que el órgano femenino es capaz de generar una semilla viable aunque no haya sido fecundado. Esta forma de reproducción asexual denominada agamospermia o apomixis parece evolutivamente antigua, pues está presente en helechos y angiospermas. Se han descrito varias formas de apomixis en las monocotiledóneas:

Diplosporia: La célula madre de la megaspora que debería dar lugar a todas las células del óvulo no se divide por meiosis, sino por mitosis. De esta forma el gameto femenino no está reducido -tiene un número de cromosomas 2n, en lugar del típico n-. El embrión se formará por partenogénesis del gameto femenino. En algunas especies capaces de realizar este tipo de reproducción, los núcleos polares, unas células acompañantes, necesitan ser fecundadas para dar lugar al saco embrionario.

Aposporia: En esta ocasión es una célula somática (2n) de la nucela -la estructura acompañante del óvulo- la que dará lugar al saco embrionario. En esta ocasión también tendrá que contar con un oocito -el gameto femennino- no reducido que formará el gameto por partenogénesis.

Embrionía adventicia: este caso es muy frecuente en el géner Citrus, los cítricos (dicotiledónea), que mezclan estos frutos asexuales con otros de origen sexual (gajos sin semilla o con semilla). En este caso el embrión se originará directamente desde un célula de la nucela o del tegumento. Mientras que el oocito del mismo óvulo puede ser fecundado normalmente. Así tendremos en el mismo óvulo varios embriones uno de origen sexual y varios asexuales.

Esto genera gran número de individuos clónicos que muchas veces dado la homogeneidad de sus características se tratan como una especie distinta de otras plantas de la misma especie con la que ya no se reproducen pues se reproducen exclusivamente por apomixis. En le caso de las gramíneas esto refuerza los cruces entre especies pues permite sobrevivir a los híbridos que de otra manera perderían fertilidad por errores de división de los cromosomas durante la meiosis de los gametos.