Permacultura, la agricultura del diseño inteligente
La permacultura es el nombre moderno que se ha dado a una forma de cultivar la tierra que se venía haciendo durante siglos. Consiste en seguir los ciclos naturales del ecosistema (suelo, clima y plantas) para obtener los frutos de la tierra. Este tipo de agricultura intenta ir más allá del mero ideario campesino proclamándose como un cambio cultural y económico. Su objetivo, como el de tantas formas de agricultura, es acabar con problemas mundiales como el cambio climático o la crisis social de las zonas rurales. El nombre de permacultura viene derivado del libro “Cultivo de árboles: una agricultura permanente “ de J. Russell Smith de 1929. durante las siguientes décadas muchos ingenieros agrícolas intentarán alcanzar ese concepto de agricultura sostenible o permanente basado en sistemas vegetales que puedan mantenerse en el tiempo. La permacultura como tal “nace” en la década de 1970 y reimagina un diseño del campo en el que se mantienen los ciclos naturales de las plantas, tal y como se venía haciendo desde hacía siglos antes de que la humanidad implementase los invernaderos y tiene como objetivo crear sistemas complejos de cultivo y de regadío que no gasten los suelos y que permitan la subsistencia de los seres vivos que se alimentan de ellos, ya sean humanos, ganado o animales salvajes.
La permacultura aboga por plantaciones de pequeño tamaño de varias plantas de interés agrícola juntos. De esa manera, evitando los monocultivos, se pueden conseguir dos cosas. Por un lado, la autosostenibilidad del sistema y por el otro garantizar unas cosechas mínimas. Alargando un poco la respuesta, con la autosostenibilidad queremos decir que al tener diferentes vegetales plantados se obtiene una variedad de alimentos que consumir. Además, otros animales del sistema natural pueden beneficiarse de tener una alimentación más variada. Por cosechas mínimas nos referimos a que tener diversos cultivos garantiza que si uno va mal por las causas naturales que sean (si le preguntas a un agricultor siempre te dirá que algún vegetal este año no está yendo bien) tienes otros productos con los que abastecerte o comercializar. En este aspecto la permacultura toma el relevo de las ideas tradicionales de los huertos privados que sirven para alimentar a una familia y lo reformula con las nuevas variedades de cultivo, las nuevas técnicas de irrigación o de abonado y fitosanidad.
Sin embargo, la permacultura bebe de las fuentes modernas de la ecología. Toda el huerto como un ecosistema que se ha de mantener. Los cultivos han de ser rotativos para favorecer la renovación de los nutrientes del suelo, han de ser de temporada para maximizar su producción y han de ser sostenibles en el tiempo de modo que varias generaciones seguidas puedan sobrevivir con el sistema de cultivos diseñado. La elección de los vegetales a plantar, su localización dentro del campo y los tiempos a los que plantar cada uno son clave indispensable de la permacultura. Gracias a la observación de los ciclos naturales del entorno la permacultura pretende optimizar los rendimientos con una alta diversidad y aprovechando al máximo el espacio dedicado al cultivo, maximizar el flujo de los recursos (luz, agua y nutrientes) y evitar las interacciones y la producción de residuos mediante una buena planificación del cultivo en consonancia con el entorno y las capacidades del ecosistema.
Este tipo de agricultura sostenible no está peleada con los grandes pensamientos del siglo XX y XXI sobre agricultura que usan plantas transgénicas o técnicas modernas de sembrado o recolección. Sino que todas van en la dirección de una agricultura más sostenible y adecuada al medio ambiente.