Chinampas, transgénicos y nuevas formas de agricultura en el mar
En a sociedad humana de principios del siglo XXI la ecología, el respeto al medio ambiente y una nostalgia por la naturaleza en general son tendencia. Los huertos urbanos proliferan en las mayores urbes del mundo por un intento de entrar en contacto con la naturaleza así como cultivar y consumir los productos típicos de la huerta directamente de la mata como aquel que dice. Este movimiento urbano lucha contra el hacinamiento de las personas intentando ganar espacios verdes entre los bloques de hormigón. Sin embargo, el ser humano siempre ha intentado ganar metros cultivables de formas muy diversas. La más común sea tal vez la tala de los bosques y la transformación de los terrenos en campos. Pero a nivel más reducido se han llevado a cabo muchos intentos interesantes e ingeniosos. En cualquier caso el espacio destinado a los cultivos debe ser proporcional al nivel de población mundial. Es fácil entender que a mayor población más necesidad de alimento y por lo tanto más necesidad de metros cultivados.
Las chinampas son una técnica de cultivo propia de la región central del continente americano que se caracteriza por permitir el cultivo de vegetales en grandes maceteros hechos de cañas que flotan sobre el agua de ríos o lagunas. La cantidad de alimento de cada una de las chinampas puede no ser suficiente para mantener a la población completa de una aldea, pero supone un extra de alimentos asegurados esté donde esté el asentamiento. Esta manera de cultivar no solo evita la ocupación de un espacio que puede ser utilizado para otros fines, sino que además tiene la ventaja de que no necesita riego por cuestiones obvias. Además tienen la ventaja de que pueden llevarse de un lado a otro gracias a su movilidad como si fueran barcas. Podría parecer que este tipo de tecnologías han sido descartadas y olvidadas. Nada más lejos de la realidad. A principios del año 2020 han aparecido noticias de que grandes empresas del sector agrícola están planeando hacer unas chinampas modernas, a mayor escala y sorprendentemente en el mar. Como ya hemos dicho una de las ventajas de las chinampas era que obtenían su propia agua gracias a que estaban sobre ríos y lagos. Pues bien, estas chinampas modernas se baraja con la idea de que crecerán arroz transgénico. El arroz es ya de por sí un cultivo que resistente en cierta medida al agua salada, sin embargo no puede tomar el agua directamente de una fuente tan salada como el mar. Ahí es donde entra en juego las técnicas biotecnológicas que están revolucionando la agricultura. Gracias a la transgénesis, la modificación de un gen del genoma del arroz, se han creado plantas resistentes a la alta salinidad del mar. A este macroproyecto se han adherido países que consumen gran cantidad de arroz, principalmente en Asia y África.
Así que estas mastodónticas y modernas chinampas surcarían el mar océano mientras crece el arroz sin necesidad de ocupar terrenos nuevos. Una doble victoria para una sociedad preocupada por la pérdida de hábitats salvajes y preocupada por su propia alimentación. Éste es un claro ejemplo de como conceptos nuevos y antiguos de las técnicas de agricultura se pueden unir para ayudar al progreso de la humanidad.