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Los biosimilares: una alternativa a los medicamentos biológicos

Publicado por Ramón Contreras

Los medicamentos biológicos son una clase de fármacos que se producen a partir de organismos vivos, como células de animales o bacterias. Estos medicamentos se han convertido en una herramienta importante en el tratamiento de enfermedades crónicas como la artritis reumatoide, la enfermedad de Crohn y el cáncer.

Los biosimilares se obtienen de cultivos celulares.

Sin embargo, los medicamentos biológicos pueden ser muy costosos debido a la complejidad de su producción y a la necesidad de cumplir con estrictas regulaciones de seguridad y eficacia. Esto ha llevado a la búsqueda de alternativas más asequibles y accesibles para los pacientes. Los biosimilares son una de estas alternativas. Se trata de medicamentos que tienen una estructura molecular similar a la de los medicamentos biológicos originales, pero que se producen por otros fabricantes después de que expiren las patentes de los medicamentos originales.

A diferencia de los medicamentos genéricos convencionales, que se producen a partir de sustancias químicas sintéticas, los biosimilares son producidos a partir de células vivas y, por lo tanto, son mucho más complejos. Esto significa que los biosimilares no son idénticos a los medicamentos biológicos originales, pero deben ser lo suficientemente similares en términos de seguridad y eficacia para ser considerados intercambiables.

Como con cualquier medicamento, para garantizar la seguridad y eficacia de los biosimilares, las agencias reguladoras como la FDA en Estados Unidos o la EMA en Europa exigen una serie de estudios clínicos rigurosos antes de aprobar su comercialización. Estos estudios comparan los biosimilares con los medicamentos biológicos originales en términos de seguridad, eficacia y calidad y eliminan el riesgo de efectos secundarios desconocidos y diferentes al fármaco original. De igual modo, los fabricantes de biosimilares deben cumplir con estrictas normas de producción y control de calidad para garantizar que cada lote de medicamento sea consistente en términos de composición y calidad. Esto es especialmente importante porque los biosimilares se producen a partir de células vivas y pueden ser más susceptibles a la variabilidad que los medicamentos químicos sintéticos.

Las principales ventajas de los biosimilares son, por un lado su menor costo en comparación con los medicamentos biológicos originales. Esto se debe en parte a que los fabricantes de biosimilares no tienen que invertir tanto en investigación y desarrollo como los fabricantes de medicamentos originales. También puede haber una mayor competencia entre los fabricantes de biosimilares, lo que puede ayudar a reducir aún más los precios. La otra gran ventaja potencial de los biosimilares es que pueden aumentar la accesibilidad a los tratamientos biológicos para un mayor número de pacientes. Esto puede ser especialmente importante en países con sistemas de salud menos desarrollados o donde el costo de los medicamentos biológicos es prohibitivo para muchos pacientes.

A nivel científico existe la preocupación de que los biosimilares puedan reducir la innovación en el desarrollo de nuevos medicamentos biológicos. Si los fabricantes de medicamentos originales no pueden recuperar sus costos de investigación y desarrollo debido a la competencia de los biosimilares, pueden ser menos propensos a invertir en el desarrollo de nuevos medicamentos.

En resumen, los biosimilares son una alternativa prometedora a los medicamentos biológicos originales, ya que pueden ser más asequibles y accesibles para un mayor número de pacientes. Sin embargo, es importante que se realicen estudios rigurosos para garantizar su seguridad y eficacia, y se necesitan más datos a largo plazo sobre su impacto en la innovación en el desarrollo de nuevos medicamentos.