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Bioética: manipulación humana

Publicado por Ramón Contreras

La bioética no es un concepto nuevo para los investigadores de la vida. Si bien en los últimos años se ha desarrollado un sentimiento de la responsabilidad ética mayor por parte de la sociedad que ha dado lugar a la demanda de mayor calidad en los alimentos, mejor trato a los animales, etc. Las personas que se han encargado de estudiar la naturaleza han sido siempre afines a alguno de sus intereses.

La especie humana presenta ciertas singularidades que podemos afirmar son la causa de su conciencia biológica o de su bioética: la cultura, el desarrollo de un lenguaje de signos y la capacidad de expresar abstracciones. La religión: un primer paso hacia la comprensión de que nuestros actos son juzgados y la necesidad de imponer unos valores que denominamos “el bien”. Y por último, la anticipación de las consecuencias, que nos lleva a hacer juicios de valor y al libre albedrio, que nos dan la capacidad de distinguir entre el bien y el mal.

La ética ha ido evolucionando como el resto del conocimiento, en los que podemos ver los siguientes apartados: individuo, población y especie. Parece que el paso siguiente sería englobar al resto de especies de la Tierra, pero es algo difícil de lograr.

Los conocimientos adquiridos para manipular los organismos a niveles tan íntimos como los genes han llevado a una Biocracia, en la que aquellos con dicho conocimiento parecen tener poder sobre el resto. Para que esto no fuese así la UNESCO en 1997 crea la Declaración de los Derechos Humanos en relación a la medicina. La fertilidad asistida ha dado la posibilidad de ayudar a mucha gente con algún problema para concebir. Pero la aplicación de los conocimientos se ha de hacer con criterio y a favor de los individuos.

Por otro lado existe la “Libertad de investigación”. La investigación se puede entender como una forma de pensamiento y expresión. Por lo que no puede ser frenado. De hecho, nunca se ha podido detener, ni cuando un poder totalitario intentaba impedir la difusión de las ideas se ha podido parar a la ciencia. Parar no, pero se puede conducir para que la investigación sea en provecho de la humanidad, para ello se crean los comités de bioética, compuestos por investigadores expertos en cada campo para decidir si el experimento es realmente un avance o si su prohibición será acertada.

Manipulación humana: Existen leyes que estipulan cuando se puede recurrir a la reproducción asistida y en caso de éxito manda la congelación de los óvulos fecundados sobrantes (¿se pueden usar para estudios de células troncales o ya son seres vivos?).

El consejo genético, se encarga de dar a conocer a futuros padres los problemas que puede tener su hijo para que actúen en consecuencia, intentar curar una enfermedad grave o en casos de una severa enfermedad sin cura con una vida de sufrimiento de algunos meses les dan toda la información para que los padres tomen una decisión.

La manipulación humana puede ayudar a crear nuevas vidas de una forma más segura, para la madre y el recien nacido, ¿puede ser eso malo?

Seguramente en unas décadas se pueda “programar” algunas características de los niños, como por ejemplo mejorar la altura en niños con problemas genéticos de crecimiento o arreglar ciertos genes que le dan propensión al cancer. Pero esto ha de estar controlado y hay que pensar que la programación no siempre es deseable, puesto que existe el derecho a la individualidad, que es una de las características humanas que permite la evolución de la especie. La ciencia está para ayudar a mejorar la vida. Sin embargo, se trabajará cada vez más en los aspectos éticos de la manipulación, puesto que los trabajos hechos mal o rápido nunca han dado buenos resultados.