El Autoclave, esterilización en laboratorio
En los laboratorios actuales, en los que se emplea material muy delicado como proteínas, ADN o bacterias y virus, es muy importante la esterilización de todo el material que se usa de forma cotidiana y en general la asepsia de nuestro sitio de trabajo. Como ya hemos hablado en nuestro post de Buenas prácticas de laboratorio (BPL), la higiene personal es importante para trabajar en un laboratorio además de la higiene del sitio de trabajo, hay que ser una persona ordenada, limpia y metódica para trabajar adecuadamente en un laboratorio.
La limpieza es importante pues para un laboratorio, todo el material que se emplea, o casi todo, se autoclava, es decir, se esteriliza en un aparato llamado autoclave.
Descripción del aparato: existen un sinfín de tipos de autoclaves, grandes, pequeños, para uso en laboratorio, en hospitales o a nivel industrial. Existen tanto algunos con válvulas manuales y medidores analógicos hasta las máximas modernidades que llevan un ordenador integrado capaz de seguir diversos programas, dependiendo del material que se quiera esterilizar (la cerámica, el metal y el vidrio son elementos comunes en un laboratorio, pero no todos necesitan las mismas condiciones para esterilizarse). Hay algunos materiales, como los antibióticos que se añaden a un medio de cultivo, que no pueden autoclavarse, lo que representan un problema de contaminación en manos inexpertas. En general un autoclave es como una olla a presión de alta precisión. A simple vista parece una olla metálica con un cierre hermético. Pero para presiones mayores que nuestras ollas a presión caseras.
Los autoclaves de uso sanitario: deben estar aprobados para dicho uso y pasar los controles de calidad y garantía aplicables según la ley de cada país para ese tipo de material. En la Unión europea existe la directiva 2007/47/EC que cataloga a los autoclaves de uso sanitario como material IIb.
Como funciona: el autoclave esteriliza por la acción del vapor saturado, que es la acción conjunta de la presión y la temperatura que alcanza el agua dentro del aparato. estas condiciones destruyen no solo los microorganismos sino que inactivan o desnaturalizan las enzimas y proteinas que tuviesen.
Dentro del autoclave primero se hace vacio para eliminar el aire y la humedad ambiental. En segundo lugar se introduce un poco de agua, que a esa presión se mantiene, en su mayoría, líquida a pesar de llegar a los 121 ºC, temperatura que se mantiene al menos durante un cuarto de hora. Aunque el proceso de calentamiento y aumento de temperatura antes del autoclavado y después el proceso de enfriamiento hacen que el proceso en conjunto sea mucho más largo. Por otra parte, una fracción del agua si forma vapor que vehiculiza el calor y puede mojar nuestro material, por eso no se puede autoclavar papel, algunos plásticos, sustancias volátiles o ningún material que puede estropearse a esas temperaturas o en alta humedad.
Testigos del autoclave: en el laboratorio es imprescindible llevar siempre un control de nuestros procedimientos, tanto controles positivos como negativos, para asegurarnos que los resultados obtenidos son debidos única y exclusivamente al trabajo que realizamos. Esta práctica también se extiende a la esterilización del material. Cuando se autoclava cualquier elemento lo más normal es adherirle un trozo de cinta, llamada cinta de autoclave o de nitrato de plata, puesto que lleva unas tiras de nitrato de plata que se oscurecen con el calor. Este es el procedimiento más corriente para asegurarnos de que el proceso de autoclavado ha sido correcto.
No obstante, hay otros métodos que pueden emplearse, como por ejemplo, sustancias químicas que cambias de color en los medios de cultivo. Siempre tiene que ponerse un testigo para asegurarse, así es como se procede en un laboratorio.