La influencia de la actividad humana en la resistencia antimicrobiana
Hoy en día se reconoce bien que el uso médico de un antibiótico está inevitablemente seguido por la aparición de . El aumento de la resistencia a los antibióticos en todo el mundo y la amenaza que representan los patógenos resistentes a los antibióticos para la salud humana han llevado a los recientes planes de acción mundiales para abordar la resistencia antimicrobiana. Los patógenos bacterianos resistentes a uno o más antibióticos, e incluso a todos los regímenes farmacológicos conocidos, pueden socavar los tratamientos y aumentar los costos de atención médica debido a enfermedades prolongadas y estadías en el hospital. La situación actual se ve agravada por la lentitud con la que se desarrollan nuevos fármacos antimicrobianos y por la propagación de genes de resistencia a los antibióticos (ARG) tanto en la comunidad como en entornos donde los microorganismos están expuestos a la presión selectiva de los antibióticos, como los hospitales.
Estudios recientes que utilizan principalmente enfoques metagenómicos han demostrado que los ARG están presentes en diversos entornos naturales, incluso aquellos considerados prístinos o antiguos. Estos resistomas ambientales no están necesariamente vinculados a las actividades humanas y al uso moderno de antibióticos; más bien, se originan a partir de años de evolución a medida que los microbios interactúan y se adaptan para sobrevivir en condiciones ambientales variables. Los microorganismos también tienen la capacidad única de intercambiar material genético mediante elementos genéticos móviles, lo que les da mayor plasticidad y la posibilidad de acceder al conjunto genético de otros microbios. Los resistomas ambientales son extensos y diversos y han ganado interés porque pueden servir como reservorios de ARG que podrían transferirse potencialmente a patógenos bacterianos clínicamente relevantes.
Las actividades humanas, reconocidas como uno de los principales impulsores de la evolución en el planeta, han transformado diversos entornos al introducir contaminantes y compuestos que pueden afectar negativamente a los ecosistemas y las comunidades microbianas. Las sustancias químicas, los metales tóxicos y los antibióticos pueden acumularse en el medio ambiente debido al uso excesivo o las prácticas no reguladas de gestión de residuos, y pueden promover inadvertidamente la aparición de bacterias resistentes. Ciertas actividades, como la propagación agrícola de estiércol y la eliminación de aguas residuales pueden introducir ARG y microorganismos resistentes en el medio ambiente y crear nuevas oportunidades para la interacción entre bacterias de origen humano, animal y ambiental. Aunque los ambientes acuáticos son particularmente importantes porque proporcionan un recurso básico, reciben efluentes de actividades industriales y humanas, y por lo tanto representan un entorno único para la adquisición y propagación de ARG, así como para la proliferación de bacterias resistentes.
La vigilancia y el estudio de microorganismos en entornos impactados pueden proporcionar información sobre cómo cambian las comunidades microbianas y los ARG debido a las actividades humanas. Los ARG también se han propuesto como un proxy para comprender la influencia antropogénica en la dispersión de microorganismos y sus genes en el medio ambiente. El conocimiento de estos resistomas ambientales y su posible papel en la salud humana puede crear conciencia y ayudar a catalizar acciones para controlar la contaminación y los riesgos potenciales.