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Diagnóstico de una enfermedad de inmunodeficiencia mediante el estudio de la funcionalidad de linfocitos

Publicado por Ramón Contreras

Cuando sospechamos que una persona puede tener un problema con su sistema inmune hay que estudiar las células que lo componen para comprobar si están respondiendo adecuadamente a los estímulos y así determinar el problema es a nivel celular. Algunas indicaciones de que el sistema inmune puede estar afectado son las enfermedades recurrentes. Por ejemplo, en los bebés tener otitis recurrentes o contraer varias infecciones en el mismo año pueden llevarnos a pensar que algo malo está pasando.

Para estudiar las células del sistema inmune, linfocitos B y T principalmente, lo que haremos será separarlas del resto de los componentes de la sangre y después analizar su funcionalidad. La separación de tipos celulares se puede hacer de varias maneras, la más barata y rápida de hacer es mediante centrifugación en Ficoll 400. Este líquido denso permite separar los tipos celulares de la sangre (desde plaquetas a linfocitos B y T, granulocitos y eritrocitos). El Ficoll 400 es más denso que granulocitos y eritrocitos y estos bajarán al fondo del tubo en una centrífuga. Por su parte los monocitos (linfocitos B y T) se quedarán en una fase intermedia y los elementos más densos de la sangre quedarán arriba del todo en la fase más exterior, donde encontraremos plaquetas y plasma. Gracias a este método no solo separamos los linfocitos sino que otros elementos sanguíneos se separan y pueden ser estudiados por separado.

Para poder estudiarlos hay que separar los linfocitos del resto de componentes de la sangre

Para analizar la funcionalidad de los linfocitos tenemos varias estrategias. La más fácil y obvia es ver si se reproducen. La división celular es uno de los procesos celulares más complicados de todos en el ciclo de una célula, si es capaz de realizarlo correctamente suele indicar que el resto de parámetros celulares es correcto, puesto que de no ser así la célula no avanzaría en el ciclo de división. Para hacer que se dividan los linfocitos hay varias alternativas. Bien se pueden poner en un medio de cultivo con sustancias que causan la división celular o bien con mitógenos (que son sustancias que causan la mitosis), en el caso de los linfocitos estos pueden ser antígenos (como trozos de patógenos) puesto que cuando los linfocitos se encuentran con los antígenos empiezan a reproducirse para poder defender al cuerpo del patógeno. En cualquier caso, si los linfocitos se dividen a la velocidad adecuada (en comparación con el control, una población de linfocitos sanos que conocemos y puesta en las mismas condiciones) podremos descartar que el problema se encuentre en el sistema inmune.

Para evaluar si los linfocitos han crecido se pueden contar posteriormente con un citómetro de flujo, que cuenta células individuales o también puede analizarse mediante el revelado con marcadores. Uno de los mecanismos más habituales en este caso es añadir al medio un marcador, como timidina tritiada, que se incorporará al ADN de nueva formación. Nuevas células significa nuevo ADN, así que se puede establecer una relación entre la cantidad de timidina tritiada que se ha incluido en las células y la división celular (recuerda que la timidina es la base nitrogenada exclusiva del ADN y que por eso la empleamos y no la adenina, la guanina o la citosina).

Si el conteo de la funcionalidad de los linfocitos sale deficitario nos indicará que los linfocitos de esa persona no están pudiendo defender al cuerpo de los patógenos, por lo que acabamos de diagnosticar una enfermedad inmunodeficitaria. Ahora solo queda establecer cuál es de las más de 200 que hay.