El micelio de los hongos, lo que no se ve pero es todo
Cuando pensamos en los hongos y en las setas indudablemente nos viene a la cabeza el cuerpo fructífero de estos organismos. Tanto las comestibles como las no comestibles a la hora de reproducirse producen un cuerpo aéreo, con su pie y su sombrero, que es el que vemos normalmente. Sin embargo, los hongos son mucho más que setas, son más que la parte que vemos de las setas. Para que las setas salgan es indispensable que bajo tierra haya crecido lo que realmente compone el cuerpo del hongo, para dar lugar a la estructura reproductiva que es la seta.
Si mirásemos bajo la tierra en la que han salido las setas encontramos una masa informe que se extiende con un tamaño y forma indeterminada. Esta masa forma el cuerpo vegetativo de los hongos y muchas veces no es una masa compacta sino que es filamentosa y laxa, por lo que puede pasar desapercibida con gran facilidad. El cuerpo vegetativo de los hongos, que no tiene forma determinada y es filamentoso es lo que conocemos como micelio.
Existen dos tipos de micelios en los hongos dependiendo de su función. Por una parte encontramos aquellos que crecen introduciéndose cada vez más en la tierra para captar nutrientes y extenderse en el sustrato, estos son los micelios vegetativos. Por otra parte los que crecen hacia la superficie y darán lugar a la parte aérea y reproductiva del hongo se conocen como micelios reproductores. Ambos tipos de tejidos fúngicos tienen el mismo aspecto y se diferencian tan solo en sus funciones.
Los hongos, al contrario que los vegetales y los animales no tienen una forma concreta, salvo en los tejidos reproductivos. El micelio está compuesto por hifas, que son filamentos de células que crecen en su extremo y se ramifican bajo el suelo sin un plan orgánico determinado, si no que su crecimiento depende de los nutrientes del suelo. Dependiendo del grupo de hongos las células de las hifas son septadas o no. Esto es un rasgo taxonómico que permite diferenciar a los hongos más antiguos como aquellos con las hifas no septadas, sus células no se separan por membranas plasmáticas o tabiques, sino que forman un continuo.
El hecho de que los micelios sean informes y se rijan simplemente por las condiciones de alimento del suelo hace que muchas plantas se aprovechen de esto formando simbiosis con hongos para obtener alimentos a cambio de otras sustancias. Los micelios son un tejido con muy pocas especializaciones, todas sus células son capaces de sintetizar enzimas para la captación de nutrientes.
Como pasa en los cuerpos fructíferos de los hongos, los micelios no tienen ninguna protección contra la desecación, a pesar de estar recubiertos de una pared de quitina, por lo que tan solo crecerán durante los periodos de humedad y morirán en condiciones de extrema sequía. Las hifas del micelio están formadas por células de forma tubular que crecen en su extremo y en ocasiones se ramifican multiplicando el micelio. En los líquenes el micelio, formado por hifas más compactadas envuelve a las células de algas que realizaran la fotosíntesis para dar energía al organismo.