El salmón transgénico, abriendo el camino a los alimentos modificados genéticamente
EL salmón mejorado por ingeniería genética lleva años rondando de boa en boca, sin llegar a estar en el plato de nadie. Una empresa Canadiense allá por los años 1980 empezó a trabajar en crear un salmón de rápido crecimiento. Este año su comercialización se ha vuelto más global si cabe. La empresa creadora del salmón, AquaBounty, ha llevado a Indiana, Ee. UU. una nueva piscifactoría donde crecerán estos salmones. Desde 2017 lleva comercializándose en el mismo Canadá y poco después se comercializó en EE. UU. salmón crecido en Canadá. Esto permitía a la empresa -después de casi 40 años de investigación en la seguridad alimentaria de su producto- vender finalmente el pescado en sus mercados más cercanos. En el resto del mundo no se podía encontrar todavía este tipo de pescados puesto que la demanda superaba al poder de trabajo de la empresa.
El salmón que produce esta empresa es de la especie del atlántico Salmon salar. De hecho, produce hembras estériles de este salmón. Esta variedad modificada genéticamente cuenta con un gen de crecimiento propia del salmón del pacífico, Oncorhynchus kisutch. Esta segunda especie es de crecimiento muhco mayor, por lo que la introducción de un solo gen en la especie atlántica permite que el pescado se desarrolle en la mitad de tiempo. Si un salmón atlántico llegaba a su tamaño adulto en unos 34 meses, la versión mejorada lo hace en tan solo 18. Entre las múltiples ventajas de estos salmones está la menor necesidad de usar antibióticos o menor cantidad de alimentos, puesto que pasan mucho menos tiempo en la piscifactoría que su contrapartida silvestre.
Uno de los problemas del salmón atlántico para las mesas humanas era que este animal come solo durante 6 meses, y los otros 6 se los pasa nadando para desovar o criar. En cualquier caso esto resulta en que el tamaño y el peso de estos animales se ve afectado por 6 meses de inanición. Por su parte esto no ple pasa al salmón del Pacífico. Para suplir esto se le introdujo la hormona del crecimiento del salmón pacífico. Para controlar la síntesis de esta hormona se han usado las secuencias promotoras y reguladoras de un gen que codifica para una proteína anticongelante propia de un pez de las frías aguas del atlántico norte, la anguila bentónica, Zoarces americanus.
Como todos los genes vienen de peces que se emplean en la alimentación no hay riesgo de que generen ningún tipo de patología que no se haya descrito para estas especies. Sin embargo, las autoridades sanitarias y de seguridad alimentaria de los países del norte de América no han querido darse prisa y gracias al excelente trabajo de AquaBounty durante más de 15 años otorgaron la marca de seguridad alimentaria a los salmones transgénicos.
En EE. UU. las piscifactorías producen unas 230.000 toneladas de salmón al año, mientras que la de la empresa de biotecnología producirá solo 100 toneladas. Esperemos que con el paso del tiempo y la confianza de los consumidores la empresa pueda llevar este producto seguro y con menores costes de producción y menos agresivo para el medio a nuevas cotas de producción.
Al igual que se ha desarrollado el salmón transgénico, en la actualidad se están desarrollando varios animales de interés alimentario con transgénesis, para que sean más saludables o más respetuosos con el medio ambiente por ejemplo. Sin embargo, si bien AquaBounty ha abierto el camino para ellos ha sido muy largo y difícil. Esperemos que los siguientes puedan obtener su certificación de seguridad alimentaria sin problemas, pero sin prisas.