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Estrategias de las plantas contra el ataque de los insectos

Publicado por Ramón Contreras

Las plantas y los insectos tienen una relación complicada. Por un lado muchos insectos se alimentan de hojas, polen y otros tejidos de los vegetales, aunque por otro lado los vegetales se han aprovechado de algunos insectos para su dispersión o polinización. Muchos insectos, como las mariposas o los saltamontes, ponen sus huevos en las hojas de una planta para que cuando los huevos eclosionen sus voraces larvas se coman la hoja. No hace falta decir que esto perjudica a la planta seriamente. Es por esto que las plantas reaccionan ante este tipo de situaciones. ¿Cómo lo hacen? Existen varios mecanismos para ello, pero todos ocurren a un nivel molecular, mediante la expresión de proteínas de defensa, con variadas estrategias.

Las plantas son capaces de percibir la presencia de la puesta de huevos sobre sus hojas. De igual manera son capaces de percibir cuando está siendo atacada por bacterias o por hongos. Esta detección se lleva a cabo a nivel de las células de la epidermis de la planta, ya sea en las hojas, en el tallo o en las raíces. La membrana citoplasmática de estas células presenta receptores que se activan con la presencia de determinadas sustancias propias de sus atacantes. En el caso de las puestas de huevos es un ácido triglicérido específico que sintetizan los insectos y que está presente en un porcentaje muy alto en la envoltura del embrión.

Cuando la epidermis de la planta detecta la invasión se producen cambios en la expresión génica de las zonas cercanas al punto de ataque. La planta puede, en estas circunstancias, empezar a sintetizar compuestos de su metabolismo secundario volátiles, con la intención de atraer a depredadores de insectos. Las hormigas o las mariquitas se sienten atraídas por el olor que desprende la planta y, con suerte, se comen los huevos o las larvas de mariposas.

Los insectos, preocupados por la supervivencia de su descendencia han evolucionado de tal manera que en cada planta u hoja, solo hay una puesta, de esta manera se aseguran que su descendencia no tendrá que competir por el alimento. Las plantas han tomado ventaja de esto también. Algunas de ellas desarrollan estructuras que se asemejan a una puesta de huevos para evitar que los insectos pongan huevos de verdad sobre ellas.

Todavía existen más estrategias para luchar contra las puestas de huevos. Muchas plantas, no tan preparadas como las anteriores lo que hacen es cambiar el color de las hojas con puestas de huevos para que los huevos se vean mejor y les sea más fácil detectarlos a los depredadores. En esta misma línea algunas plantas aumentan el parénquima de las hojas afectadas para elevar las puestas para que se diferencien todavía más de las hojas.

Las estrategias de defensa contra la puesta se activan mediante las rutas del ácido salicílico, mientras que las que se activan contra las heridas causadas por las mordeduras de los insectos o larvas se activan por las rutas dependientes de ácido jasmónico. Curiosamente ambos compuestos estimulan la síntesis de un conjunto de genes e inhibe la producción de los genes que activa el otro compuesto. De esta manera nunca pueden estar las dos vías activas, así como los insectos no ponen huevos donde hay larvas comiendo. Puedes leer más sobre el control genético de ambas rutas de las plantas en el artículo que le dedicamos a ello aquí (próximamente).