Cambios fisiológicos durante el sueño
El sueño es una de las funciones biológicas que más tiempo requiere a los animales. Estos periodos de inactividad varían entre especies tanto en duración como en intensidad. Los seres humanos y algunas otras especies tienen un sueño profundo, con fase REM. Por el contrario otros animales, como los delfines son capaces de “desconectar” solo una mitad del cerebro cada vez y alternar entre ambos hemisferios para dormir y estar alerta al mismo tiempo.
Los ciclos de sueño vigilia forman parte de los ciclos circadianos del cuerpo. El controlador principal de estos ritmos en los mamíferos es el núcleo supraquiasmático. Es un sector del hipotálamo, situado en su parte medial. Desde esta pequeña región del encéfalo se controla la secreción hormonal de otras muchas glándulas internas. Puedes leer más sobre la actuación del núcleo supraquiasmático en el control de los ritmos circadianos en el artículo que le dedicamos al tema, aquí. La prolactina, las gonadotropinas, la hormona folículo-estimulante, la hormona luteinizante y la hormona estimulante del tiroides que están todas controladas por el núcleo supraquasmático tiene relación con el sueño. Por el contrario la melatonina, secretada por el hipotálamo, es independiente de los ciclos de sueño vigilia, aunque si se relaciona con los ciclos de luz/ oscuridad.
El sueño es un comportamiento regulado por ciclos hormonales de duración circadiana, pero que pueden ser alterados por estímulos externos, como la variación de las horas de luz y oscuridad. Si se mantiene de forma experimental a una persona alejada de los ciclos diarios de luz oscuridad y sin ninguna manera de medir el tiempo al principio mantiene sus ritmos de sueño, aunque poco a poco se van desfasando respecto a las horas de luz oscuridad. No obstante, se seguirá durmiendo durante unas horas en periodos más o menos de 20 a 28 horas.
Durante las distintas fase del ciclo circadiano de sueño vigilia muchos cambios fisiológicos tienen lugar en el cuerpo. Al principio sube la temperatura corporal, para propiciar el sueño. Durante el sueño la regulación de la temperatura corporal es peor y en consecuencia baja para adaptarse al entorno. Antes de despertarse la temperatura vuelve a aumentar como consecuencia de la salida del sueño REM.
La actividad cerebral durante el sueño está disminuida y se consume menor cantidad de glucosa, salvo los periodos de sueño REM, en los que el cerebro trabaja a los mismos niveles que durante la vigilia. Como consecuencia de esta disminución en las necesidades energéticas del cerebro se disminuye la presión sanguínea arterial y la frecuencia cardiaca se ralentiza, ya que no hace falta bombear tanta sangre para hacer llegar la glucosa.
Durante el sueño REM existe una vasodilatación en las vísceras y una vasoconstricción en los músculos esqueléticos. Se detienen los movimientos intestinales, para reducir la absorción de nutrientes. Se inhibe la secreción de las señales de hambre o sed, para permitir un sueño continuado. Con el mismo objetivo se desconectan los receptores más sensibles de los sentidos. Durante las horas de sueño se reduce la tasa metabólica, como resultado de la inactividad del individuo bajan los requerimientos de energía y se inhiben los procesos de transformación metabólica.