Propiocepción
Muchas veces hablamos de que todo ser vivo necesita captar y procesar información del ambiente con el objetivo de dar una respuesta eficiente a los cambios de su medio. Sin embargo, algo que muchas veces pasa desapercibido es que el cuerpo también debe enviar información sobre su propio estado al cerebro para que se genere una respuesta al propio estado corporal respecto al medio. Si el exterior es caliente pero el cuerpo está frio tal vez la respuesta mejor no sea irse a un lugar más fresco, sino quedarse para calentar el cuerpo. En la propiocepción no interviene ninguno de los sentidos usuales (vista, tacto, gusto, olfato u oído), sino que son sensaciones que mandan los músculos sobre su posición al cerebro, aunque bien es cierto que la vista y el tacto pueden ayudar a saber dónde está cada una de las extremidades en cada momento los propios músculos cuentan con sensores de posición relativa respecto al resto del cuerpo.
La propiocepción es el sentido que informa de la posición relativa de los músculos del cuerpo, envía información al cerebro sobre donde está cada uno de los músculos del cuerpo. Gracias a este sentido podemos establecer la coordinación de diversos músculos para realizar un movimiento coordinado como por ejemplo andar, correr o agacharnos. Normalmente la mayoría de movimientos requieren de la utilización de gran número de músculos por lo que es necesario coordinarlos para que el movimiento se lleve a cabo correctamente.
Evidentemente existen receptores internos en el cuerpo encargados de enviar esta información al cerebro a través de los nervios, en su conjunto se denomina sistema propioceptivo.
El equilibrio está fuertemente ligado a la propiocepción puesto que tanto en movimiento o quietos los músculos realizan pequeños trabajos para compensar el peso del cuerpo. El sistema de propiocepción encargado del mantenimiento del equilibrio es complejo y por sí mismo recibe el nombre de sistema vestibular. El aparato encargado de percibir la posición de la cabeza respecto del suelo se encuentra a cada lado de la cabeza (en el oído) y está formado por el sáculo y el utrículo dos ensanchamientos cuya superficie ciliada detecta los cambios de posición de cristales de carbonato cálcico con el movimiento.
También el sistema vestibular interviene en la coordinación entre ambos lados del cuerpo (coordinación lateroespacial) como resultado de ello la elaboración compleja con las manos es difícil (como manejar herramientas, escribir o conducir) o las actividades psicomotrices. Problemas en el sistema vestibular también se han relacionado con dificultades para seguir objetos en movimiento y registrar información visual, debido a que la motividad ocular y de la cabeza se ve afectada.
Las disfunciones del sistema de recepción interna se traducen en posiciones del cuerpo poco naturales, la incapacidad de mantenerse en pie o muecas en la cara debido a la falta de información sobre los músculos faciales, así como rigidez del tronco o incapacidad para mantener la cabeza erguida. Además los problemas en esta parte del sistema nervioso también afecta a los actos reflejos del cuerpo, como alejarse de una fuente de dolor o mantener el equilibrio.