La evolución: no sólo una teoría.
Todos los seres vivos, de la bacteria al hombre, pertenecen a una única y misma gran familia que se ha desarrollado en el transcurso de la historia de la Tierra: esto dice y en esto se basa la teoría moderna de la evolución, cuyas primeros fundamentos científicos se sentaron a partir del siglo XIX.
Pero en este campo, no se puede, como en el de las matemáticas, hacer ciencia pura sin que intervengan convicciones filosóficas, metafísicas o políticas, siempre ligadas a la cuestión del origen del hombre: ¿Es el hombre fruto del azar? ¿Deberá desaparecer o bien transformarse?
Los grandes textos religiosos, desde los Vedas hindúes hasta la Biblia o el Corán, proponen, cada uno a su manera, un Génesis que relata el origen del mundo, de los seres vivos y del hombre. Su lectura literal entra directamente en conflicto con las teorías propuestas por los científicos. Sin embargo esas redacciones responden a la inquietud genuinamente humana de buscar un sentido un origen a todo lo existente, y en definitiva a él mismo.
Para abordar estas cuestiones, es preciso adoptar un punto de vista histórico, recordar las controversias a través de las cuales la ciencia occidental ha forjado sus teorías y comprobar que los debates siguen aún vivos, que la historia de las teorías de la evolución está lejos de haberse acabado. En efecto: en el centro de esas discusiones está siempre presente una cuestión fundamental: el azar, cuyo papel no está perfectamente definido y cuyo sentido mismo suscita vivas polémicas.
Para algunos, el azar expresa los límites de la ciencia, y si los científicos lo emplean es para manifestar su ignorancia… que podría llenar lo sobrenatural. Para otros, en cambio, el azar expresa precisamente la ausencia de sentido, la ausencia de finalidad en la naturaleza. Significa la desaparición de toda trascendencia.
Día a día, los biólogos escriben de nuevo y precisan la larga historia del mundo viviente. Desde que la Tierra se solidificó, hace más de cuatro mil millones de años, se han sucedido millones o miles de millones de especies. Muchas de ellas han desaparecido, otras se han transformado y diversificado. La manera de representar esta historia, las divisiones que deben hacerse y las que deben evitarse, las proximidades aparentes o profundas, las transformaciones lentas o rápidas, son problemas unidos, todos ellos, a los mecanismos que se pueden proponer para explicar el origen de las especies. Desde que nació la idea de una evolución, se ha tratado de trazar el árbol genealógico de esa compleja historia. Pero cada controversia, cada nueva propuesta de un mecanismo explicativo remite a un árbol de formas diferentes. El último cap
La historia de la evolución implica conocer un panorama del estado actual de los conocimientos de la gran historia de las especies, tras haber descubrir la pequeña historia humana, las teorías modernas y sus problemas, que se extienden, a lo largo de los dos últimos siglos, desde Lamarck hasta los más recientes progresos de la biología molecular.