Reciclado de nutrientes urbanos
Las pérdidas de nitrógeno (N) y fósforo (P) en aguas interiores y costeras causan eutrofización, lo que puede llevar a condiciones hipóxicas en los ecosistemas acuáticos. En la Unión Europea (UE), se ha promulgado legislación para tratar de reducir las pérdidas de nutrientes de las zonas urbanas y las rurales para lograr el «buen estado ecológico» de todos los cuerpos de agua como se establece en la Directiva Marco del Agua. En Suecia, y en otros países de la UE que siguen la Directiva de Tratamiento de Aguas Residuales Urbanas, las regulaciones para restringir las descargas de nutrientes a las aguas residuales se han ido haciendo cada vez más estrictas a medida que se formulan nuevos objetivos ambientales. Aunque esto ha resultado en reducciones significativas en la carga antropogénica de N y P, por ejemplo, el Mar Báltico, el enriquecimiento de nutrientes continúa siendo un problema importante, y el mar sigue siendo una de las zonas hipóxicas inducidas por nutrientes más grandes del mundo. La reducción adicional en la carga de nutrientes requerirá un mayor enfoque en las pérdidas de nutrientes de las áreas agrícolas.
Recientemente, la UE ha adaptado algunas de sus estrategias para abordar mejor los desafíos asociados con la pérdida de nutrientes. Un esfuerzo significativo se ha centrado en implementar tecnologías de reducción de nutrientes más avanzadas y prácticas agrícolas sostenibles. Estas medidas incluyen el uso de biofiltros y cultivos de cobertura que pueden captar nitrógenos antes de que alcancen los cuerpos de agua. Además, se están desarrollando políticas económicas para incentivar la adopción de sistemas agrícolas que prioricen el uso eficiente de los nutrientes.
Parte de esas pérdidas están relacionadas con el uso subóptimo de los desechos orgánicos, en particular el estiércol. A medida que las granjas de cría de animales se han vuelto más grandes, el estiércol está más concentrado en el paisaje, lo que a menudo ha llevado a una aplicación excesiva de nutrientes en los campos cercanos a donde se produce y almacena el estiércol. Esto aumenta el riesgo de mayores pérdidas de N y P en los cuerpos de agua de esas áreas, y la estimación de los presupuestos de nutrientes en varias escalas se considera un componente esencial de los esfuerzos para reducir esas pérdidas.
En segundo lugar, aunque N, P, potasio (K) y micronutrientes son insumos esenciales para garantizar altos rendimientos en la agricultura, muchas granjas dependen de fuentes de nutrientes que no son renovables. Esto incluye los fertilizantes sintéticos de N producidos con combustibles fósiles para fijar el N atmosférico en los fertilizantes N y P disponibles en los cultivos producidos a partir de depósitos de roca de fosfato concentrados. Como tal, la minería de P está sujeta a la variabilidad en el precio y la disponibilidad física en el mercado global. En respuesta, la UE ha incluido el P como materia prima crítica, lo que es una clara señal de que la UE acepta las estrategias de gestión que disminuyen la vulnerabilidad del sistema alimentario a las fluctuaciones en la disponibilidad (física o de precio) de los fertilizantes de P sintéticos.
Los impactos del cambio climático también tienen el potencial de alterar los patrones de escorrentía de nutrientes, intensificando así los problemas de la eutrofización. Las lluvias más intensas y las temperaturas en aumento pueden incrementar el flujo de nutrientes desde las tierras agrícolas hacia los cuerpos de agua. Por lo tanto, adaptarse a estos cambios es crucial para reducir el impacto ambiental.
Históricamente, el reciclaje de excrementos humanos y animales para suministrar cultivos con nutrientes era una práctica agrícola común y necesaria, pero la especialización agrícola, la urbanización y la disponibilidad de fertilizantes sintéticos han contribuido a un reciclaje menos eficiente y una gran dependencia de los fertilizantes sintéticos. Encontrar formas de utilizar mejor los residuos orgánicos ricos en nutrientes será una parte importante de la gestión sostenible de nutrientes en la UE. Los beneficios económicos de estas prácticas también son significativos, con el potencial de crear empleos en tecnología verde y reducir la dependencia de insumos que están sujetos a la volatilidad del mercado global. En diversos países de la UE, como Dinamarca y Alemania, se están implementando programas piloto que apuntan a incentivar el reciclaje eficiente y la regeneración de tierras afectadas por el uso excesivo de fertilizantes. Estas iniciativas buscan ofrecer ejemplos replicables que puedan ser adoptados en distintas regiones y mejorar así la calidad del agua y la salud del suelo.