Los lagos pierden oxígeno más deprisa que los océanos
El oxígeno disuelto en el agua es fundamental para la vida. Una gran mayoría de los seres vivos usan el gas como donador de electrones de sus cadenas respiratorias. La concentración de oxígeno en el agua es mucho más baja que en la atmósfera. Muchos estudios han investigado en los diferentes factores que afectan a la concentración de oxígeno en disolución. Los cambios estacionales verano-invierno, o más bien los cambios en las temperaturas asociados a las estaciones influyen en la capacidad del agua para retener diferentes solutos. El agua no solo tiene sales minerales, sino que además puede contar con gases en disolución oxígeno, dióxido de carbono o nitrógeno son los más comunes.
El agua cuanto más caliente está y más se mueven sus moléculas menos capacidad tiene para retener solutos. De todo lo que se disuelve en el agua, los gases serán lo rimero que escape. La concentración de oxígeno en las aguas cálidas es menos que en las aguas frías. Esto se refleja en la capacidad de obtener oxígeno del agua de distintas especies de seres vivos que habitan en zonas con una u otra temperatura. Desde hace años viene observándose la cantidad de oxígeno del agua. Se está observando una disminución que según los estudios está directamente relacionado con el cambio climático. El aumento de las temperaturas que está ocurriendo en el planeta desde mediados del siglo XX explica casi por completo los cambios en concentración de oxígeno observados.
La cantidad de oxígeno molecular (O2) en el agua superficial es la que más varía, mientras que el agua profunda, que se calienta menos, es más estable. Diversos estudios han comprobado como el cambio climático está afectando a la cantidad de oxígeno que permanece disuelta. Cada vez hay menos oxígeno en el agua y más en la atmósfera. El problema con ello es que al desoxigenarse las masas de agua, tanto de agua salada como de agua dulce, la biodiversidad que las habita está disminuyendo. Esto es debido a que estas especies estaban especialmente bien adaptadas a concentraciones concretas de oxígeno disuelto que se están perdiendo.
La pérdida del oxígeno en el agua marina está completamente aceptado. Por contra un estudio reciente publicado en 2021 en la revista Nature presenta un comportamiento todavía más acentuado en el agua dulce. De hecho se tienen unas 45.000 mediciones tomadas desde hace 60 años, por lo que los resultados son bastante robustos. La concentración de oxígeno del agua dulce ha caído entre 3 y 9 veces más deprisa que los océanos desde 1941. Sin embargo, algunos lagos escapan de esta tendencia. En ellos se ha observado un aumento del oxígeno. Al estudiar con detenimiento la composición de estos lagos se ha visto que las cianobacterias han proliferado firmemente en ellos. Estos microorganismos que realizan la fotosíntesis medran con las altas temperaturas y sintetizan oxígeno por lo que su presencia sería la determinante para este hecho. Por otra parte, estas bacterias son conocidas por liberar toxinas cuando se encuentran en grandes cantidades, por lo que su presencia o su sobrecrecimeinto tampoco sería tan halagüeña a pesar de mantener las concentraciones de oxígeno del agua de los lagos.