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La inversión de las termoclinas en primavera y otoño

Publicado por Ramón Contreras

Casi cualquier masa de agua o de aire puede distribuirse en una termoclina. La termoclina son las diferentes bandas que podemos diferenciar dependiendo de la temperatura tanto en profundad o en altura. Puedes leer más sobre la termoclina en su artículo que le dedicamos hace poco, aquí (próximamente). En los océanos que tienen grandes profundidades gran parte del agua está más allá de las variaciones de la termoclina. La termoclina más allá de los 200 metros desaparece. Se considera que el agua a esa profundidad es prácticamente homogénea y estable. Esto no es así en las masas de agua dulce, que por lo general no son tan profundas. En los lagos la termoclina está presente en toda la profundidad. La termoclina hace que durante la época cálida o durante el día el agua superficial se caliente y se crea un gradiente de temperatura enfriándose hacia las profundidades. Esto ocurre tanto en los mares como en los lagos durante la época de calor. Los ríos también tienen termoclina, pero solo en los tramos más tranquilos, puesto que en otras parte el movimiento constante del agua mezcla la superficial con la más profunda.

Sin embargo, en los lagos y en algunas regiones especialmente frías de los océanos, se da un efecto de inversión durante el invierno. La superficie se congela y el interior se mantiene líquido y más cálido. Esto es debido a que la bajada de las temperaturas atmosféricas hace que el agua superficial se enfríe rápidamente. La inversión de la termoclina en estos cuerpos ocurre tanto en otoño como en primavera (cuando se revierte al estado normal). Durante el otoño el agua menos densa, con poco oxígeno y caliente está arriba por efecto del calor de invierno y la más densa, con mayor concentración de oxígeno y fría abajo. En otoño la termoclina que se ha formado durante el verano desaparece poco a poco a medida que se acortan los días y se enfría la atmósfera. En un momento dado la termoclina se ha perdido completamente y toda el agua del lago se pone a la misma temperatura (alrededor de los 4ºC). Esto pasará ya a finales de otoño pero todavía queda mucho tiempo para que las temperaturas sigan bajando. De forma inversa a lo que pasaba en verano que se calentaba el agua superficial, con la llegada de las heladas de invierno solo el agua superficial baja de temperatura. La estratificación de las temperaturas vuelve pero en esta ocasión son las bajas temperaturas las que están arriba del todo. Finalmente, cuando llega el frío del invierno acaba congelándose manteniendo el agua interior “caliente” a 4ºC. En esta situación se establece una termoclina inversa que se mantendrá hasta el deshielo de primavera.

Cuando vuelva a hacer calor la superficie se calentará más deprisa. Se descongelará el agua de la superficie y se mezclará con el agua de las capas inferiores que estará más caliente. El agua caliente es menos densa y por lo tanto tiende a ir hacia arriba. Durante la primavera el agua se mezclará hasta que la temperatura entre ambas zonas se iguales. En este momento se volverá a invertir en la termoclina. Finalmente la termoclina de verano se volverá a formar con el agua caliente en la superficie.