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La desertificación del suelo

Publicado por Marlene

¿Todo el planeta puede volverse un desierto?

La desertificación es el proceso por el cual las regiones áridas y semiáridas reducen su productividad biológica. Más de un tercio de la superficie terrestre del mundo está amenazada por la desertificación que afecta el sustento de millones de personas dependientes de los servicios ecosistémicos que proporcionan las zonas áridas. Las principales causas de la desertificación son, el aumento de las presiones humanas sobre el ecosistema y la variabilidad climática.

Dado que las variaciones regionales en el clima son una de las principales causas de la pérdida de productividad de las zonas áridas, es importante comprender la influencia del calentamiento global sobre estas áreas. Según algunos modelos de cambio climático, se predice que muchos pastizales corren un mayor riesgo de sequía debido a los aumentos proyectados en las temperaturas y los cambios en los patrones de lluvia existentes. Por ello, dado que la desertificación y el calentamiento global están tan estrechamente relacionados, una de las principales soluciones puede ser la implementación de políticas económicas efectivas (como el comercio de carbono) y medidas técnicas (como la captura de carbono) que reduzcan la producción de carbono y gases de efecto invernadero.

Sin embargo, a escala local, la desertificación es frecuentemente el resultado de un manejo insostenible de la tierra y el suelo. Para mantener la productividad biológica, la conservación del suelo debe ser una prioridad. Se han ideado varias soluciones innovadoras que van desde cambios relativamente simples en la forma de cultivar hasta grandes proyectos de ingeniería paisajística.

Algunos ejemplos del manejo insostenible del ecosistema son: el sobrepastoreo, la deforestación, las prácticas agrícolas asociadas al desmonte de los ecosistemas naturales y la urbanización, entre otros. Parece entonces, que la actividad humana produce desertificación y sería algo de por sí nocivo para el ambiente. Para comprender mejor este punto hay que evaluar las consecuencias de la desertificación. 

En un área desertificada, la agricultura se vuelve casi imposible ya que la tierra no es fértil. Se producen inundaciones más frecuentes y el agua se torna de menor calidad, porque la vida de las plantas contribuye en mantener el agua limpia y clara. Por otro lado, cuando las regiones comienzan a ser desérticas, los animales y las personas emigran a otras áreas más productivas causando aglomeración y sobrepoblación.

Ahora bien, existen algunas soluciones, como cambios de política relacionados con el modo en que las personas pueden hacer uso de la tierra. Por ejemplo, el pastoreo debe regularse para mantener cargas animales moderadas que no deterioren el suelo y la vegetación hasta un punto de no retorno. También son necesarias las prácticas de rehabilitación, como la revegetación de áreas degradadas.

Actualmente existen prácticas sostenibles que pueden aplicarse a aquellos actos que pueden estar causando la desertificación. Los avances tecnológicos, a menudo ayudan a resolver problemas prácticos asociados a medidas de mitigación de daños y a hacer más eficiente el uso de los recursos. Al tener en cuenta estas posibilidades en el manejo de la tierra, podemos contribuir a no convertir el mundo entero en un desierto.